miércoles, 7 de septiembre de 2011

A UN AÑO DE AUSENCIA FISICA DEL ÑERO DE LA CULTURA, DANIEL MANRIQUE “TEPITO ARTE ACÁ” Raymundo Colín Axolotl



Con toda mi solidaridad para el poeta Efraín Bartolomé y todos los afectados por el allanamiento brutal e ilegal, a sus casas y sus personas, por parte de policías mexiquenses, el pasado 11 de agosto en la delegación Tlalpán, DF.

Daniel Manrique Arias, inició su cuento de pintar murales en las bardas, muros y paredes de su barrio Tepito, entre los años 1973-74, pero antes de dar el primer brochazo, preguntó: ¿Cómo le llamaré a esto de pintar murales? Y para no hacer lo mismo que otros ya habían hecho o estaban haciendo, se le ocurrió que debía ser un arte muy acá, muy de sus raíces barriales; fue así como le surgió el concepto que hasta los últimos momentos de su vida defendió a capa y espada: Tepito Arte acá.
            ¿Pero qué es Tepito Arte acá? Tepito Arte acá es una actitud, un acto de fe que sirvió al pintor, tanto para darle sentido y perspectiva filosófica a su labor, como para dignificarse y dignificar con ello lo que él solía llamar el “verdadero arte”, que no tiene  otro objetivo más que el de dar dignidad humana a lo humano: *“porque la única razón de la existencia del ser humano, es vivir con dignidad y darle dignidad al vivir, y esto se consigue, solamente por la existencia y presencia del verdadero significado del ARTE”.
            A Daniel Manrique le llevó toda su vida desembrollar o tratar de definir su concepto Tepito Arte acá, lo cual le permitió soñar, fantasear, enrolarse en descubrir el hilo negro de lo que realmente es la cultura popular. Y a través de dialogar con los muros y paredes de las vecindades de Tepito, estas le fueron contando, enseñando el verdadero significado del arte, a comprender-sintiendo lo que es el universo infinito de la sensibilidad: “fui aprendiendo y comprendiendo, que en vez de pintar sobre los muros, más debía pintar CON los muros, y más que dibujar figuras humanas, mas debías acentuarlas como las texturas me lo estaban indicando, pero al mismo tiempo, dejarlas ái, estructurando y sosteniendo al mismo muro; aquí comencé a comprender  el significado de: integración total del espacio, y también descubro que el verdadero significado del arte, no es el objeto artístico, descubro que el verdadero significado del arte, es la capacidad SENSIBLE que en mayor o menor grado, solamente los humanos la tenemos, y que solamente por la sensibilidad, en mayor o menor grado los humanos tenemos conocimiento de nosotros mismos y de todo cuanto nos rodea; y descubro, no invento, descubro que: el ARTE es la base fundamental del conocimiento TODO”.
.           Fue así como él acuñó la frase “cultura popular acá”; acepción alejada de las clasificaciones “formalmente oficializadas”. ¿Pero qué es cultura popular acá? Cultura popular acá es el mismo pueblo mexicano sobreviviendo con sus propios medios, con sus propias manos, resistiendo los embates del mundo formalmente oficializado, a partir de tres grandes virtudes: la informalidad, la espontaneidad y la improvisación. Que son, aseguraba Manrique, el verdadero significado de “soberanía nacional”: “porque en éstas tres virtudes o cualidades que surgen de nuestra capacidad sensible, son la verdadera estructura de nuestra CULTURA, porque es donde radica nuestra capacidad creativa; y estos valores, son los fundamentos más respetados en cualquier grupo humano, en cualquier sociedad, porque es lo que proporciona vida, y todo lo que proporciona vida adquiere el máximo significado de DIGNIDAD, y como digo, esto, en cualquier estructura social, se le llama: SOBERANIA NACIONAL” .
            En la dignidad del pueblo reside la soberanía de la nación, en su cultura conformada por siglos de resistencia frente a la cultura europeagringaoccidental, tan brutalizada y deshumanizada, que no sólo está madreando al hombre sino a la naturaleza y al planeta todo: “estamos a punto de que nos lleve toitita la chingada; porque efectivamente, se ha aprendido a explotar la naturaleza, pero no se le ha comprendido, se ha aprendido a explotar al humano por el humano mismo, pero no hemos aprendido a entendernos entre nosotros mismos; y es que la gran cagada de la humanidad desde el punto de vista occidental, es creer que todo ha sido creado para consumirlo. Esta es la visión y la comprensión de los humanos que estructuran el mundo FORMAL formalmente establecido; así lo entienden todas las sociedades imperialistas de dominación internacional y, así lo entienden las sociedades dominadas que siguen el mismo modelo occidental, y que la dominación imperialista la aplican a nivel local nacional sobre su propio pueblo”
            Daniel Manrique era un adelantado de su tiempo, un visionario de su barrio, al que ensoñaba siendo gobernada por las artes plásticas, donde, en cada vecindad, hubiera una escuela “que atendería a la población infantil y a todos los muchachos en calidad de adolescentes y su funcionalidad sería totalmente informal, pero eso sí de por vida, todos los días y a cada ratito, vá de nuéz: la escuelita tendría que funcionar todos los días a cada ratito, de por vida y totalmente integrada a la dinámica cotidiana de todos los días, es decir: a la vida familiar, a la vida de la comunidad, a las actividades de talleres y comercios”. Una sociedad funcionando en completa libertad sexual, para terminar con la simulación de la fidelidad, y con la conciencia suficiente de no traer niños al mundo, que después crezcan abandonados por sus padres; una sociedad tepiteña “Nadie estaría sin chamba nunca jamás, todos tendrían algo muy importante que hacer de por vida, pero no por necesidad de hambre, ya que para ese entonces futuro utópico y fantasioso que propongo, así como vengo diciendo, no existiría ni el dinero, ni la propiedad privada ni la estupida pendejés de la vil competencia”.
            Estos eran los sueños guajiros de un hombre llamado Daniel Manrique, que a partir de dialogar con los muros, paredes y bardas de su barrio, logró entender el papel que debía desempeñar en este mundo: ser Arte y Cultura Popular Acá.
APOSTRÓFE: He sido enterado, que desde hace tres años, tanto la directora del Festival Internacional Cervantino (FIC), Lidia Camacho, como el titular del Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato, tienen vetados a Los Leones de la Sierra del Xichú, los cuales desde 1992 (con excepción del año 2000) y hasta el 2008, se venían presentando, con la tradición huapanguera que representan, en la Alhóndiga de Granaditas, precisamente en el marco del Cervantino. La causa de su exclusión, al parecer, es la censura que les ha impuesto el régimen calderonista y el mandatario de la entidad Juan Manuel Oliva, por las décimas que ellos cantan, cargadas de crítica política hacia sus gobiernos. Vaya mi solidaridad para con Los Leones de la Sierra del Xichú, y la tradición cultural que representan, a través de las siguientes décimas:

Por la prensa me he enterado
que burócratas bribones
censuraron a Los Leones
de la Sierra del Xichú
¡válgame doñita Chu!
sin huapango el Cervantino
será un pinche desatino
sin el alma, el corazón

de la antigua tradición
de mi pueblo, el zapateado.


*Todas las citas en cursivas fueron extraídas del texto de Daniel Manrique “Mis sueños guajiros”, publicados en EL GALLO ILUSTRADO/1294/Semanario de El Día/abril 12 de 1987.
















 
           

PROGRAMA DE FOMENTO DE LECTURA DEL CENTRO DE ARTES Y OFICIOS ESCUELITA EMILIANO ZAPATA: LIBRERÍA DE BARRIO EL QUIJOTE Y TALLER DE FOMENTO A LA LECTURA


Leer con la naturalidad con que respiramos
y hablamos. Leer como una parte indispensable
de la vida, como un medio para vivirla de la
mejor manera posible.

La Encuesta Nacional de Lectura 2008, realizada por el INBA, arroja que en promedio en México se leen 2.9 libros al año. Que quienes más leen (sobretodo en edad escolar) son los jóvenes, entre los cuales el 33% lee textos escolares; el 23% novelas; 22% libros de historia; 19% superación personal; y 11% cuentos.
            El promedio de libros leídos por escolaridad es el siguiente: primaria 1.9, secundaria 2.6, bachillerato 2.9 y universidad 5.1.

Los entrevistados que no leen dan varias explicaciones, la primera de las cuales (69%) es que no tienen tiempo. Pero el conjunto de los entrevistados considera que la gente no lee, en primer lugar, por falta de interés o flojera. Sólo el 9% dice que por falta de     tiempo.

     Según la encuesta, los mexicanos destinan casi el 2% del presupuesto familiar a la compra de libros: $220 pesos anuales. La mayoría (55%) dice que no gasta ni un centavo, pero muchos estiman que gastan el cinco o el diez por ciento. La estimación está infladísima, pues según la ENIGH 2004, el gasto corriente monetario en libros, revistas y periódicos fue el 0.4% del gasto familiar. Los libros representan cuando mucho la mitad, digamos 0.2%: diez veces menos que lo declarado en la encuesta.

En la ciudad de México (DF y zona metropolitana), según la encuesta, se leen 4.6 libros al año: 64.7% comprados, 16.5% prestados por un amigo o familiar, 10.2% regalados, 5.4% prestados por una biblioteca y 1% fotocopiados. Esto daría 18.5 millones de habitantes x 76% de 12 años o más x 4.6 libros al año por 74.9% comprados o regalados = 48 millones de ejemplares vendidos en la ciudad de México el año 2005, lo cual parece exagerado.

Otra información importantísima de dicha Encuesta Nacional de Lectura 2008, para quienes suelen evaluar el por qué de la falta de lectores en nuestro país, es la siguiente: en México, los padres de familia leen, en promedio 3 libros al año; y según el INEGI 2007 el 28.8% de los maestros lee uno, el 25.2% dos, y el 41.7% tres: siendo sus lecturas literatura, historia y autoayuda (los que no leen ningún libro -4.4%- lo hacen a través de la página electrónica).
Ahora bien, según la CAMIN, en los últimos 10 años, en México se han cerrado 40% de las librerías, y poca gente acude a las bibliotecas públicas.

Estos y otra serie de datos muestran lo que todos ya sabemos: que México está lejos muy lejos de ser un país de lectores. Pero ¿Por qué?:

Existen varias razones, entre las que se destacan:

1.                           Que el interés o desinterés por la lectura de padres y maestros se reproduce en los hijos y en los alumnos.
2.                           Que mientras el salario de los trabajadores sólo alcance para las necesidades básicas de la supervivencia, los libros nunca serán para estos un producto de primera necesidad, exceptuando aquellos que les representa trepar la escala social y económica.
3.                           Las erradas políticas de los gobiernos en cuanto al fomento a la lectura, que muchas de las veces suelen ser rimbombantes y mediáticas.
4.                           El desinterés de la propia ciudadanía y los grupos sociales organizados por procurar en sus acciones y demandas programas que no sólo miren el factor económico y materialista; sino el de exigir programas de fomento a la lectura para sus comunidades, con precios accesibles para la adquisición de libros; y visitas de los mismos autores (aunque sean vacas sagradas) para la promoción personal de sus trabajos literarios. Entre otras acciones más.

Ante este panorama decrépito para los libros y la creación de públicos lectores, ¿por qué el Centro de Artes y Oficios Escuelita Emiliano Zapata, instaló una librería para la venta de libros a la comunidad; y por qué implementó un taller de lectura, entre otras acciones más que buscan promover y fomentar, de manera especial en los niños, el hábito de leer?
            Primero, para continuar con el deseo que desde tiempos muy lejanos ha tenido la humanidad: el deseo de expandir lo más posible la cultura, y dar a conocer hechos o pensamientos acaecidos y elaborados a lo largo de la historia. Segundo, como dice Felipe Garrido: “La mejor coyuntura que jamás hayamos tenido para construir una nueva sociedad”, son los libros. Y agrega el mismo escritor, y uno de los más reconocidos fomentadores de la lectura: “Un lector auténtico se forma poco a poco y que nada mejor podemos hacer con un niño o una niña a quienes queremos convertir en lectores que darles de leer. Es decir, leerles en voz alta, leer con ellos, poner el libros en sus manos”.

            Esto es lo que ha estado haciendo el Centro de Artes y Oficios Escuelita Emiliano Zapata, a partir de su programa de Fomento a la lectura comunitario: dar a leer, leer en voz alta, leer con ellos y poner los libros en sus manos. A través del libro club y la biblioteca, de la presentación de libros por sus autores en Peña Amparo Ochoa y el programa “El Dragón Lector”; con la implementación del taller de lectura para niñas y niños; y la apertura de la primera de barrio en la colonia Pedregal de Santo Domingo, “El Quijote”.

            Ya que antes que programas mediáticos, pensamos, el fomento a la lectura requiere de espacios permanentes que se vayan consolidando poco a poco, como lo dice Felipe Garrido. Que vaya ganando y formando lectores, generando en estos el hábito de la lectura, que sabemos es difícil, y más en una comunidad –como otras tantas- en donde se privilegia la subsistencia. Pero es mejor hacer algo que no hacer nada, y hacer a favor de la lectura, y del libro mismo, es una imperiosidad para la Escuelita Emiliano Zapata, para cumplir con la frase que está inscrita en el ala derecha de su frontispicio, justo a los pies de la sombra de Zapata (hecha de tezontle y piedra), y que pertenece a José Martí: “Ser cultos para ser libres”.

            En cuanto a la librería de barrio “El Quijote”, esta, desde su apertura oficial en septiembre de 2008; ha venido creciendo en cuanto al número de editoriales con los que cuenta su acervo, y entre las que destacan: Siglo XXI Editores, Tierra Adentro, ERA, Fondo de Cultura Económica,  entre otras más de prestigio nacional e internacional. También, aunque de manera paulatina, ha venido acrecentando el número de sus adquisidores con una venta promedio mensual de 1750 pesos. Esta suma puede ser poco redituable para la necesaria capitalización de un proyecto de esta magnitud, pero con el apoyo del gobierno del DF, y la constancia en su atención, y demás acciones difusivas y de promoción, la librería augura un buen éxito.

             En cuanto al Taller de Fomento a la Lectura, este inicia en mayo de 2008, con 10 niños de edad promedio entre 7 y 11 años; llegándose a atender 40 niños hasta antes de decretarse la contingencia por la influenza humana o porcina. Los cuales leyeron textos y fragmentos de por lo menos 45 libros (que dan en conjunto un porcentaje de 20 libros leídos) de poesía, cuento y novela.
            Del total de niños atendidos en el Taller, en por lo menos el 7.5% (30 niños) se cumplió su objetivo principal: habituarlos a la lectura.

Esto nos da un panorama de que dichas acciones y espacios están siendo bien aprovechados para lo que fueron consumados: fomentar la lectura.

Para finalizar, sólo cabe agregar, que es de suma importancia el continuar con dichos proyectos, con objetivos bien establecidos a corto, mediano y largo plazo, en donde se contemple acciones tendentes a extender sus beneficios y virtudes: el Taller de Fomento a la Lectura ampliarlo a los jóvenes y adultos. La librería contar con ofertas y precios accesibles a los trabajadores y la comunidad en general.

Esto por parte de la Ecuelita y por parte del gobierno, pedirle que invierta en los proyectos para que los libros y el fomento a la lectura, en un tiempo no remoto, sean parte de la canasta básica de nuestra comunidad, y de las comunidades en general.


MI VISITA A SAN SALVADOR ATENCO


“Las masas son ciegas y sordas,
sólo tienen boca para gritar:
pasan sobre cualquiera.”

                          David Alfaro Sequeiros

De Indios Verdes a San Salvador Atenco se hace una hora, sobre una autopista que al avanzar sobre ella va cambiando de olores, primero a pollo apestoso, luego a petróleo quemado, y cuando ya mero se llega, a pasto recién cortado. A cada rato el camión da de reparos, haciendo a sus ocupantes saltar como si fueran sobre un potro desbocado.
            La tarde está nublada y en ratos se vuelve lluviosa. Gerardo va leyendo La Jornada y Flor atenta a que lleguemos a buen puerto. En cuanto nos vamos acercando a nuestro destino, voy reconociendo los lugares de batalla, los puentes y tramos de autopista donde atenquenses y granaderos se enfrentaron, los primeros lanzando piedras, cuetones y bombas molotov; los segundos esgrimiendo sus macanas, disparando bombas lacrimógenas y balas de verdad, que fueron las que asesinaron a Alexis Benhumea y a Javier Cortés Santiago, mientras Peña Nieta, Humberto Benitez Treviño y Carlos Abascal Carranza declaraban, que lo que sucedía en la Texcoco-Lechería era una acción de macheteros irracionales que no pondrían en peligro la estabilidad del país, y a los cuales se les aplicaría el Estado de Derecho para imponer la paz y el orden. Mientras el subcomandante Marcos imponía una endeble e inocente “alerta roja” del EZLN y sus bases ciudadanas.
            Sobre los puentes que cruza el autobús hay pintas de “libertad a nuestros presos políticos” y carteles convocando a la pasada marcha del 29 de junio, del Ángel de la Independencia a Suprema Corte de Justicia, donde por cierto, además de una multitud de pefecos custodiando Palacio Nacional, hubo un pueblo combativo exigiendo con canto y consignas la excarcelación de los 12 atenquenses presos en los penales de Almoloya y Molino de las Flores; ni uno más ni uno menos. En el templete estaba doña Trini y Ofelia Medina bien firmes y machete en mano; así como un grupo de hop hiperos y cantantes que fueron pasando entre discursos de miembros de la CNTE, SME, etcétera.
            Cuando arribamos al pueblo, el camión dio otro brinco más. Ya abajo del armatoste, caminamos por una avenida angosta. Apenas avanzamos unos cuantos metros, cuando Flor me dice: “Mira éste es el hotel de los que denunciaron a los compañeros”. Nos adelantamos. Gerardo viene atrás de nosotros. Vemos cruzar un chevy blanco desde el cual su conductor nos hace una seña. “¡Te hablan!”. Comenté a Gerardo. El chevy se detiene y al estar a un lado de éste, me percato de que quien viene al volante es el escritor ecatepense Margarito Mendoza, acompañado de la cantautora Amelia N. Amelia baja del auto y reclinando su asiento nos invita a subir. Flor dice que me suba yo, que ella continúa a pie: “Al fin que ya estamos a unas cuadras”. Los conmino a treparse. Nos acomodamos y el coche vira a la derecha hasta encontrar la plaza, que en ese tramo está cerrado su acceso, nos seguimos, damos vuelta a la izquierda, luego a la diestra hasta acomodarnos.
            En la tele todo se magnifica, y lo que en ella se percibía como una enorme plaza, resultó ser apenas una plazoleta, con una cancha de básquetbol, unas cuantas jardineras, un kiosco, un pequeño palacio municipal, y a su lado el enorme templete que han pisado una serie de grupos musicales, artísticos y personalidades políticas, sociales y defensoras de los derechos civiles y humanos de variadas latitudes del orbe.
            Ese templete que durante la lucha contra el decreto ex propiatorio del inefable Vicente Fox, el 22 de octubre de 2001, fue escenario de los más encendidos discursos atenquenses en defensa de la tierra; esas tarimas ennegrecidas, tan llenas de pisadas rebeldes, que desde 2006 y hasta ahora han servido para cargar la tristeza, la rabia y la alegría, como ahora que se festeja la liberación de Ignacio del Valle, Felipe Álvarez y Héctor Galindo, así como de otros 9 de sus compañeros: Óscar Hernández Pacheco, Inés Rodolfo Cuéllar Rivera, Julio César Espinosa Ramos, Juan Carlos Estrada Cruces, Édgar Eduardo Morales Reyes, Jorge Alberto Ordóñez Romero, Román Adán Ordóñez Romero, Narciso Arellano Hernández y Alejandro Pilón Zacate. Sólo falta alcanzar la libertad de América del Valle, sobre quien todavía pesa el delito de secuestro equiparado, y se encuentra, en el momento que se escribe esto, en la embajada venezolana en espera de que el gobierno de Hugo Chávez acepte su petición de asilo político.
            Apenas llegamos, nos acercamos al fogón, o sea donde dan de comer. Allí Flor se acerca a saludar a Heriberto N, también Gerardo, Amelia y Margarito Mendoza; siendo yo el último en estrechar su mano: “Es el cantautor Raymundo Colín”, profiere Geras. En lo que platican con Heriberto, viendo a una serie de personas conocidas por mí, me acerco a saludarlas. Es así como me encuentro un abuelo campesino que sujeta con sus dedos de gruesa tierra, un vaso de pulque. Ya se le mira un tanto ajumado. El atenquense me suelta: “Yo soy el mero, mero general de ésta revuelta, el que dispara los cañoncitos de Navarone; Ignacio del Valle viene siendo mi teniente”.
            El oriundo es medio sordo y para que entienda lo que uno dice, hay que pegar la voz a su oído. Unos minutos de plática después, el compa me pregunta si ya comí. Le respondo que no. Este, como todo un influyente, intenta levantarse de su asiento para pedir que se me atienda. Yo le digo que no se moleste. Entonces me excuso y voy a donde Flor y Gerardo siguen charlando con Heriberto. Como ya hace hambre en todos, decidimos acogernos a la hospitalidad. Arroz con carnitas es el menú. Yo sólo pido arroz, por eso de la inflamación del colón que hace una semana me aqueja. Ya con nuestros platos en las manos nos vamos a comer cerca del kiosco. Mientras yantamos, Margarito y Amelia me preguntan sobre lo que en materia musical y literaria actualmente estoy haciendo. Les cuento que trunque la producción de mi penúltimo disco. “¿Por qué?”, pregunta Margarito. “Porque me di cuenta que por el afán de querer sacar un disco cada año, la calidad de mis canciones están demeritando; y lo que quiero es trabajarlas, madurarlas antes de grabarlas. Estoy en un momento artístico de ruptura con lo que he sido… siento que una cosa es mi participación social y política, y otra mi labor como creador… los segundo ya no se debe dar en función de lo primero, sino abrirse paso por si sola y aportar mejores productos a la posteridad, que a la fecha es a lo único que puedo aspirar”. Margarito no dice palabra alguna ante mis dilucidaciones, en cambio Amelia me da la razón. Les expreso que mucho de lo que se está presentando en durante los mítines más importantes se me hace de poca calidad, y que eso me asusta pues yo podría estarlo imitando; “por eso quiero trabajar más mi canciones, tanto literaria como interpretativa”.
            La conversación se detiene un rato, pues al “general de la revuelta”, se le ocurre disparar sus cañoncitos: cuatro detonaciones que retumban la plaza y hace que Flor se retire lo más lejos posible, tratando de aminorar en sus oídos el estruendo. Cuatro detonaciones que recuerdan los sucesos del 3 y 4 de mayo de 2006, cuando los granaderos asaltaron dicha plaza, y de igual forma que ahora, los cañoncitos dispararon su defensa.




TEXTOS VARIOS: RAYMUNDO COLIN


JUAN MONTENEGRO: ARBOL DE LA PINTURA NEZAHUACOYOTLENSE

Juan Montenegro arborece en su pintura, y dentro de un bosque de colores cálidos y fríos, se genera en un sin fin de posibilidades y de formas, que sólo la madre naturaleza es capaz de hacer.
A Juan Montenegro lo he visto físicamente un par de veces, suficientes para percatarme de su afabilidad y humanismo, así como de su compromiso con la pintura, oficio, que según mis fuentes, viene desempeñando desde las postrimerías de la década de los ochenta, exponiendo lo suyo y enseñando su don a alumnos de secundarias y preparatorias, tanto de Neza como de otras latitudes.
Montenegro, para nada es un árbol torcido, esto lo digo en antítesis a la exposición de su autoría, que en septiembre de 2005 se exhibió en el Centro Regional de Cultura de Ciudad Nezahualcóyotl, y que él nombró "Arbol que crece torcido". La exposición era cúmulo de óleos de buen tamaño, con títulos sugerentes: “Sueños rotos”, “Camino de ilusiones”, “La flota”. Que muestran la multiplicidad de variantes y posibilidades de su personaje principal: el árbol.
Los árboles como hábitat, tendedero, travesaño de columpios olvidados, que llenos de nostalgia rememoran la infancia perdida, por el autor y por el público que observa. También como espacio de fantasías, ilusiones y sueños, que extraviados en el devenir de los hombres, se muestran vía Montenegro, para que nosotros recordemos que alguna vez fueron vitales en nuestra existencia.
Antes de cruzar la entrada a la galería, percibí en la atmósfera un dulce olor conífero; tan dulce que me pareció impregnado de tenues trinos de pájaros fantasmas. Cuando traspasé la línea, y contemplé el primer óleo, tuve la sensación de haberme introducido a un cuento maravilloso, donde los árboles tienen forma humana, y hacen hacen acrobacias, y gesticulan verbos profundos sobre el alma y la poesía. Sí, los árboles de Montenegro, disgregan sensaciones que se dejan ver, que se incendian y se templan en un bosque claroscuro.
El árbol, brazo de nuestra madre tierra, que se eleva para amarnos, para brindarnos sombra y alimento, techo y alegría, para cuando lo requiramos, y agotados, decidamos hacer un alto en el trafalgar de nuestras vidas.
Juan Montenegro, árbol de la pintura nezahualcoyotlense, luz y sombra, fuego y reposo, rama expresionista que se reproduce en frutos, para que nosotros nos los comamos con la mirada, y así saciar de estética nuestro espíritu.

 NEZAHUALCOYOTLENSE JULIO HUERTAS

Hombre amable, solidario y samaritano. Promotor apasionado de su oficio pictórico y el de sus camaradas, entre los que se encuentran, además de pintores, músicos, poetas y artistas populares que como él quieren dejar rastro en esta vida, socializando su obra en todo aquel espacio o comunidad que se los permita. El pintor Julio Huertas, nació en el DF, pero a los 3 años de edad, fue traído por sus padres a las entonces polvorientas calles neceses, asentándose en la colonia Esperanza, donde aún reside.
            Cuando Julio tenía 7 años cumplidos, al ver dibujar un Tiranosaurio Rex a su tío Rodolfo Álvarez Nieto, se maravillo mucho. Pero la fascinación por el dibujo le vino, cuando por casualidad, se encontró un dibujo del ex presidente chileno Salvador Allende -quien fuera asesinado tras el golpe militar en 1973, por el dictador Augusto Pinochet-, delineado por su padre. Entonces cuando cursaba la secundaria, Julio intento inscribirse a un curso de pintura, pero su madre se lo impidió, sentenciándole de que “los pintores se morían de hambre”, cosa que actualmente el pintor corrobora y le da la razón.
            A los 14 años de edad, Huertas se incorpora a la Escuela de Escultura, que se encontraba en la pirámide oriente de Palacio Municipal, que llevaba el nombre del entrañable y célebre escultor Fabián Valladares. Ahí conoció y se relacionó con los pintores Lázaro Galicia, José Guadalupe Suárez, Julio Granados, Lorenzo Andrade y otros pintores más.  Dice Huertas respecto a su paso por la Escuela de Escultura de Valladares: “Del maestro Valladares no aprendí nada (…) Mis verdaderos maestros fueron Urbano Cruz y Domingo Hernández Espejel (…) Ellos me enseñaron las bases de las artes plásticas.”
            A Julio Huertas, el muralista, también nezahualcoyotlense, Javier Campos “El Cienfuegos”, lo considera un pintor apolítico, cosa que el aludido confirma enfático: Yo soy un pintor sin posición política alguna, que está entre lo abstracto y lo figurativo; que a pesar de haber estudiado en la Escuela Nacional de Artes Gráficas (ENAG), me considero un pintor autodidacta. Huertas, más que hacer o entrarle a la grilla política, que es pan y sal de muchos artistas y promotores culturales de ajolotelandia, tiene hambre de pintar, de poner bien en alto, a través de su labor, el nombre de Neza en México y el mundo.
            Ya llevamos varias horas conversando, sorbiendo tazas del café pinchurriento de VIPS. El ajetreo de las meseras y los murmullos de los comensales, en veces nos distraen. Julio Huertas rememora: A Javier Montoya es al que le debo toda mi interpretación plástica”. Luego haciendo alarde de memoria recita un fragmento que dice beckeriano: “Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y dormidos, descansan los extravagantes hijos de mis fantasías; esperando a que el color los vista, para presentarse decentes ante la escena del mundo”. Suelta meditabundo: El hecho de explicar una obra, no permite que los que la observan la disfruten, o tengan una particular opinión de ella. Sus dedos tamborilean en la mesa: En mi pintura, utilizo mucho el simbolismo disfrazado (metafórico). Para mí pintar ventanas significa fuga, irse, escapar de algo que quisieras hacer pero se te dificulta. El pintar monstruos, es exaltar mis temores, mis miedos, pesadillas, angustias. Hay un monstruo en mis pinturas que todos dicen que es muy tierno, que no infunde temor; al que puedes acariciar sin que tengas la  preocupación de que te haga algo malo. Las pesadillas, son los problemas de sobrevivencia, el desempleo.
            En mi obra pictórica, los cuernos significan fortaleza y la alas, sueños quiméricos; ese deseo de pretender despegar los pies del suelo, de avanzar, de ser visto. Las alas, no necesariamente están pegadas al cuerpo, también son símbolo de estudio, de esfuerzo y constancia. Los zapatos sin piernas, representan el respeto a los lugares sagrados: para entrar a ellos hay que hacerlo descalzo.
            Julio Huertas hecha un vistazo a sí mismo y esboza: Tengo una pintura dedicada a mi ex-mujer, la que intento suicidarse, por una crisis de celos. La realicé cuando ella se encontraba hospitalizada en terapia intensiva, dentro de  un módulo de cristal, toda entubada. Un silencio corto, y vuelve a lo que el considera “su monstruo”: Mi monstruo surge de los terrones de lodo de Neza. Es una especie de Frankeinstein hecho del  fango que alguna vez abrazó los pies de mi infancia. Otro lapso: Mi ser creador se mantuvo dormido hasta 2001, pero despertó un día en la casa de la promotora cultural Ana María del Castillo. Muchas de mis obras han salido de mis lecturas. De poemas de Santos Velázquez; del libro Historias lujuriosas de Alberto Vargas; de La fragilidad del Blues de Antonio Martínez. De él hice una ilustración donde aparece mi monstruo de lodo, rescatando al personaje principal del cuento Los hijos de Afrodita. El cuadro se llama  El rescate de Estebes. El libro de Toño lo tengo todo rayoneado, con imágenes y apuntes de discusiones con mi mujer. Con anécdotas de viajes. Un día se lo mostré a Toño y éste al verlo todo garabateado, sólo me dijo que estaba chido.
            Cero y van ocho veces que la mesera nos pregunta si estamos bien atendidos. Julio, amable, le dice que sí. El tiempo nos ha envuelto en una gran voluta que lo pasma todo. Alzo una mano y horadándola hurgo fuera de ella para ver si todavía se halla el universo. Julio vuelve a la plática: Un día Matus me dijo, que quien quiera moverse en el medio, tiene que hacerlo solo; mandar a la chingada a los demás. De un poema de Matus, El sueño de Lemura, hice un cuadro. Esa pintura se encuentra en Italia, en Regio Emilia. La vendí en 150 euros. La técnica es serigrafía.
             Julio Huertas aborda en lo que él llamó su “período naranja: “el que me influenció el francés André Nadal. El pinta con un solo color, azul de prusia, pero su obra parece tener miles de azules. Pero ya antes pintaba yo en naranja, que me resulta de los bombardeos sobre Irak; no es un efecto, es  la realidad, así amanece hoy en  Irak, después de los bombardeos de EUA.  La frase la dijo un reportero de TELEVISA. Cuando miré  trabajar a Nadal, me di cuenta de que el naranja afecta a la psicología humana, porque contiene el amarillo que es la alegría; el rojo, la fuerza, lo agresivo. El naranja es por el hambre que tengo. El naranja es sugestivo, y por eso es utilizado en casi todos los restaurantes. En la recámara del escultor italiano Luka Frandini, está mi cuadro “Mañana Naranja de marzo en Irak”. Le gustó tanto que para tenerlo en su recámara, tuvo que pintarla de color azul, ya que el naranja suele ser también muy insoportable. Mi período naranja aborda temas vivenciales y disfraza ciertos dolores de mí.
            Las últimas sentencias del pintor y nos vamos: Tengo un Colín arrinconado, en cuclillas, con una guitarra y un orificio que representa el hecho de echar al precipicio su razón de ser. Esto me nació después que te dio por dejar la canción, por quien sabe que crisis fóbica.
            La pintura no te  sirve sino tienes un objetivo, tanto para el autor como para la sociedad, ya que el arte conscientiza tanto al que pinta como al que la observa. El arte me sucede porque sí. Pinto para mí, pero al socializar mi obra tengo la idea de ver y preguntar. Ser pintor agudo, irónico exige humor y pesadumbre. Yo creo mucho en lo que hago, y también en el arte de Neza. Aunque pienso particularmente que el arte de Neza  aún se está gestando, está en proceso. Lo que yo hago no es arte, es creación; estoy plasmando mis vivencias. Para hacer arte necesitas estar preparado técnica y teóricamente. Pero me gusta lo que estoy haciendo, y espero que mi obra les diga algo a los demás; a mí ya me dice mucho.
            Huertas, es un pintor prolífico e inquieto, que lo mismo lo he visto con su traje de luces de “er niño de guacamolillo”, en la UTN (Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl) que presentado en “Toros y Toreros” de Canal Once, sus trabajos taurinos; o en antologías de cuentos; o como simple espectador en los eventos culturales.

             
 LA PINTORA LUZ RAMÍREZ

Luz Ramírez es una mujer solidaria e inteligente, a la que tengo de conocer ya varias décadas. Luz y yo desde siempre hemos sido muy buenos amigos. Cuando la conocí ella era una adolescente que frecuentaba el Foro Abierto de la Casa del Lago. Su carácter sereno y progresista me cautivó. Ya Luz hacía sus pininos en el dibujo y en ellos ya se percibía su cualidad como pintora. Vivimos buenas cosas en el CLETA. Después nos dejamos de ver por muchos años hasta que nos reencontramos, cuando el cantautor Hugo Mora (Tochtli) me comentó que ella estaba a cargo de la Comisión Cultural de la UVyD. No perdí el tiempo y marqué el número telefónico de dicho espacio cultural, que después de los terremotos del 85 en el DF, jugara un papel muy importante en la labor promocional del arte y la cultura.
            Nuestro reencuentro estuvo lleno de alegría y de recuerdos nostálgicos. Rememoramos amigos y vivencias comunes. Hablamos de Pablo Neruda y las influencias que éste poeta le dejó en la vida. Festejé su licenciatura en artes visuales, que cursó en la ENAP… en fin, disfruté mucho el volverla a ver, pero sobre todo el de saber que a pesar de los pesares y las ausencias, aún seguimos siendo camaradas. A continuación la entrevista que le realicé acerca de su labor pictórica.

Raymundo Colín (RC): ¿Qué es y para qué sirve el arte, Luz?

Luz Ramírez (LR): El hombre hace el arte, está en su razón y sinrazón; vive  y piensa el arte, lo crea y se recrea en él.  Forma parte de la vida, y para algunos, se convierte en único fin. Para mi el arte es una forma de conocimiento interno- personal en relación con lo externo. Relacionado claramente con la percepción, donde emoción y razón se hayan en juego constante. Sus fines miles y uno solo, como bandera y como arma para muchos, para distintos bandos y para distintos fines. En el campo de estudio  de la historia está su evolución y su esencia. Ha servido lo mismo para liberar que para someter o para aprender lo bello del mundo como para descubrir su barbarie.

RC: ¿Qué ha logrado hacer de ti el arte?

LR: Puedes tener desarrollada cierta sensibilidad, más en el momento en que decides adquirir el compromiso de prepararte, de involucrarte en este mundo, tomas la decisión de vivir más vidas además de la tuya, así lo he entendido yo. En el momento en que decido  adentrarme en este mundo, mi vida cobra un sentido y una dirección que se convierten en certeza, y  creo que no es muy diferente del que decide dedicarse a la medicina, por ejemplo. El arte me llevó a encontrarme primero conmigo misma. Mis inicios fueron a través de la literatura. Hacía mis pininos escribiendo cuentos y algo que intentaba ser poesía. Publiqué en algunas revistas,  la primera “Sin Limites”, con compañeros como Janitzio Villamar y Agafia Bermount por allá en el CCH Vallejo, donde  obtuve una mención honorífica en el concurso de cuento Juan Rulfo 1987. De ahí pasé a estudiar algo de danza y de  teatro; participé en varios grupos de teatro independiente. Mi primera incursión la hice en 1988 con el panfleto “El Fútbol” de José Antonio Herrero, y terminé (mi última representación en 1997) con una puesta en escena de Jesús Coronado: “Euridice”, paráfrasis de Enrique  Ballesté. Tan importante la una como la otra con su  justo valor y cumpliendo cada una su función. Ambas representaron en mi vida una experiencia formidable. En el caso de la primera (además convivir participar, en el teatro callejero con todo lo que esto implica, la preparación y el compromiso con una causa concreta), “representar la  desigualdad entre las clases sociales, el contubernio  de la gente del dinero con la ley y los medios masivos” todo representado en un partido de Fútbol.
La obra “Euridice”  representó para mi, la disciplina, la representación de un personaje más estudiado y el de un montaje profesional; aprendizaje, satisfacción y honor al compartir escena con actores de una gran trayectoria como los miembros del grupo de teatro Zumbón, el contacto con un excelente dramaturgo  como Enrique Ballesté, y el conocer a un hombre tan importante en mi vida como “Tonino”, José Antonio Herrero, autor de aquella primera obra, que quien lo pensara, llegaría a ser mi compañero de vida y padre de mi hijo. El Teatro representó en mi vida una puerta muy importante no solo al conocimiento de esta disciplina, sino, al contacto con público tan diverso  en giras por Michoacán, Guerrero, Sn. Luis Potosí, Hidalgo etc. gente valiosa y sabia, gente del pueblo y grandes  creadores.
Para entonces el teatro lo trabajaba al paralelo de la pintura y el dibujo, ya que desde que tengo memoria, el grafismo y la observación de la luz y los colores, habían  sido causa de constante asombro en mi vida aún sin saber mucho al respecto.
            Por azahares de  servicios estudiantiles en el CCH Vallejo (1989)  ante una clara injusticia, me propiciaron  a  permanecer un año más de lo debido, sin embargo  lo  aproveche para trabajar en teatro  y pase de haber escogido la carrera en Literatura Dramática y Teatro, un año después, escoger  la de Artes Visuales (1990).
Dejar de hacer teatro significó para mí una decisión muy  dolorosa, pero tenia que abocarme a mi carrera, ya que  exigía todo mi tiempo, a la que me comprometía en este mundo del arte. No resulto tan dramático el asunto, mi vínculo posterior con el teatro fue a través de trabajar en  escenografías, en  la elaboración del diseño de  Arte. Ha sido muy gratificante y enriquecedor. Además de desarrollar mi propia producción artística, el primer trabajo al respecto fue con la obra de teatro “Respira Discreto” de Enrique Balleste, otra  experiencia extraordinaria fue trabajar el diseño de arte para la obra “Cuarto de Sol” en San Luis Potosí con el grupo de teatro Rinoceronte Enamorado. Una puesta en escena en donde los personajes eran Nahui Ollin, Lola Álvarez Bravo, Juan Soriano, Dr. Atl, fue una gran responsabilidad y me significo un gran reto.
Actualmente mi contacto con otras disciplinas es como  promotora, la cual he podido realizar dentro de la Comisión Cultural de la UVyD-19 de Septiembre, realizando diverso eventos como lo han sido “Presencia Plástica en el Espacio Urbano”2001, 2003 y 2005, “Escénicas en Movimiento” 2004 y 2005, “Festival de Lecturas Libres Cuento y Poesía” 1999 y 2005.
La docencia ha sido otro quehacer vital y que ha venido a complementar, a retroalimentarme como ser humano por tanto como artista. Es una labor social, la enseñanza artística  genera a gente crítica y analítica, conciente de su entorno y de su realidad, así como generar nuevos públicos para las artes. También dentro del campo de la educación  he podido realizar una labor también muy importante como lo es la creación de los Talleres Artísticos para Personas con Esquizofrenia PROTARTE que se ofrecen en la Escuela de Artes Nahui Olin de la UVyD-19 el cual me ha reforzado la tesis de que la educación artística en esencia es importante para una mejor vida, inclusive para una mejor salud.

RC: ¿Cuál crees tú, si existe, que sea el máximo problema para el desarrollo de las artes en México?

LR: Como artista si tienes la convicción saldrás adelante con tu trabajo, buscando los medios necesarios para hacerlo. Lo que si es un problema  y grave es la difusión que de este trabajo,  existe excelentes artistas, pero su trabajo o es poco conocido, o no llega ni siquiera a un pequeño sector,  esto  podría entenderse así, no se hace contacto con un público, no se consume, por tanto no se digiere y ahí esta la falta de  desarrollo.


RC: ¿Cuáles son los temas y técnicas que empleas para la realización de tu obra?

LR: A través de mi practica artística he estado cercana al movimiento social, pero pocas veces este ha  sido mi tema, en mi obra no aparece de facto, me voy más a la esencia, mi teoría es manejar elementos  sensoriales más que discursivos, no manejo símbolos que  pudiesen traducirse en varias lecturas y no llegar a reflejar lo que pretendían, creo que esto es muy ambicioso y pocas veces se cumple. Mis  temas recurrentes son la figura humana y el paisaje, de la primera manejo mucho el movimiento en la figura, en cuanto al paisaje es el resultado de varias salidas a dibujar en los espacios naturales principalmente  Xochimilco, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Me interesa mucho el reconocer y valorar nuestro paisaje, pues es nuestro entorno lo que refleja mucho lo que somos.
Ambas temáticas las manejo bajo el concepto de la pintura tonal, el color–luz. Mis estudios de pintura en la ENAP fueron en el Taller del Prof. Salvador Herrera, y creo que no pude haber corrido  con mejor suerte que aprender de  él  el manejo del color,  y reforzando en mi la admiración no solo  en su observación, sino, en  el que por medio de un manejo del color poder generar luz  en un lienzo “Es como crear vida” así lo refería el pintor Vlady  artista del cual  guardo gran admiración
En cuanto a las técnicas que más he trabajado son la encáustica, el óleo y el acrílico. A la par de la pintura, el dibujo es una área de la misma importancia y su práctica a representado para mi un gran crecimiento  profesional. En la Nacional de Artes Plásticas también incursioné en la escultura, el manejo del espacio es algo muy interesante y resolverlo por medio de la instalación en donde puedes recurrir no solo a diversas áreas de la plástica sino  también a otras disciplinas es  un gran reto, dentro de mi práctica artística, esta ha sido también muy importante. Además  es algo que he promovido al ser la práctica principal del evento “presencia plástica en el espacio Urbano”, del cual he sido coordinadora  ya en tres emisiones.

RC: ¿Qué tan fácil o difícil  ha sido para ti desarrollar tu trabajo artístico?

LR: La problemática económica, la falta de tiempo por ser madre y artista podría venir a ser el lugar común, mas yo he podido solucionarlo, es algo que no lo sufro sino que lo transformo porque es parte de mi vida y ser creadora forma parte también de mi vida.
De sí es difícil  ser mujer artista en una sociedad machista lo he sufrido también,  pero si entiendes el problema aprendes incluso a modificar tu entorno con tu actitud.
Resumiendo, las únicas trabas para desarrollar mi arte son las que yo misma me pongo.
Soy resultado de una gran inquietud que se me generó en el momento en que tuve mi primer acercamiento a una obra de arte, el arte es reflejo del ser humano es algo que he entendido. Nuestros sentimientos: odio, alegría, tristeza, etc. pocas veces los hacemos concientes, nuestras capacidades: asombro, retentiva, análisis etc. pocas veces las desarrollamos. Con el arte ya sea como espectador o adentrándose en la educación artística las ponemos en práctica y nos acerca a ser mejores individuos.
En mi vida he estado acompañada de grandes personas sensibles, creativas, profesores que me han transmitido no solo conocimiento sino también sus propias inquietudes, profesores no solo de oficio, profesionistas como gente del campo, grandes maestros de la vida. Amigos que tendré siempre cerca de mí aunque estén lejos, aún los que ya no están aquí Efrén Capiz, Armando Carmona, Julián Trujillo, Héctor Ortega.

ENTREVISTA A RAQUELA VÁZQUEZ:
POETA POR VOCACIÓN

La templada agua de la tarde nos envuelve, bajo un cielo azul grisáceo cercano a lo plomizo. Sorprende ver los frontispicios de las casonas y palacios virreinales al natural, sin los puestos y gritos atosigantes de vendedores ambulantes, que han abandonado -¿por el momento?-, para nuestro goce y disfrute, el Centro Histórico de la Ciudad de México. Caminamos por Motolinía hasta Madero, damos vuelta a la derecha, vigilados por los ojos impávidos de los cientos de granaderos apostados, con sus pretorianos escudos, en cada una de las esquinas de las supuestas calles “liberadas” por el “carnal Marcelo”. “Te vez bien con el pelo corto”, me dice Raquela, antes de arribar al café donde será la entrevista. El carácter relajado de la poeta me desacelera el estrés, me provoca una sensación bucólica; la atmósfera de que en vez de desbarrar sobre la selva de asfalto, deambulo por Montes Azules, Chiapas, en las zonas autónomas zapatistas, que a últimas fechas, son atacadas por los paramilitares patrocinados por el gobierno estatal y federal de Juan Sabines, y del espurio Calderón, así como por los ediles municipales y los partidos del PRI, PAN y PRD.
            Raquela es zapatista, miembro de la Otra Campaña. “Me encanta tu pelo largo y bien cuidado”, le digo, antes de entrar al café. Una vez que nos acomodamos, una mesera solícita nos ofrece la carta para que ordenemos. Ella capuchino frío, y yo té caliente de manzanilla. Ya dispuesto, iniciamos la conversación:

(Yo como) Maní: ¿Cuándo inicias tu peregrinar poético?
RV: No recuerdo exactamente, pero creo que fue en 2003, cuando empecé a escribir formalmente, y me integré al taller de poesía de Federico Corral Vallejo.
Maní:¿Qué te impulsó a participar en el taller que mencionas?
RV: A partir de que me nació la inquietud de salir de mí misma, de querer tallerear mis textos; ver si era posible trabajarlos y publicarlos.
Maní: ¿Cómo te llega la poesía?
RV: Ella llegó a mí… aunque realmente no sabría decir cómo fue ese momento… lo único que sé es que la comencé a tomar en serio, a dedicarme más a ella. Leí más, estudié más, talleré los textos que mantenía guardados. Pero no sé explicar cómo llegó a mí la poesía.
Maní: ¿Pero debe haber alguna razón del por qué te entregaste a la poesía?
RV: Sí. La abracé porque la necesitaba desesperadamente, en ese tiempo en el que empecé a escribir: tuve un encuentro afortunado con ella. Yo pienso que, tanto ella como yo, estábamos listas para darnos. En la disposición. Me apasioné tanto por ella, que me dediqué a estudiarla: retórica, sintaxis, las construcciones de la poesía clásica… siento que me le entregué más…
Maní: ¿Al conocerla, que hallaste en ella?
RV: Una complicidad, una complicidad recíproca.
Maní: ¿Cómo se manifiesta esa complicidad?
RV: …En la intimidad y en la soledad. Cuando nos encontramos… siento que me desnudo ante su presencia, tal como soy. Porque yo soy una persona introvertida, pero con ella he logrado desnudarme, mostrarme como en realidad soy: porque siempre, creo yo, mostramos ante los demás una parte nada más de lo que somos, pero existe un lado oscuro de nosotros que mostramos… en el caso mío, sólo frente a la poesía.
Maní: Para ti, ¿qué es la poesía?
RV: No sé qué es... ¡en verdad que no sé realmente qué es!… pero… creo es una salvación, es un amor. Porque sí siento que la amo, la quiero de un modo especial en mi vida… para mí la poesía ha sido una salvación.
Maní: Te hice esa pregunta, porque al parecer el sistema capitalista en el que vivimos, no sabe qué es ni para que sirve…
RV: Yo tampoco sé para que sirve… hay por allí un escritor argentino, Jorge Santiago P., que opina que la poesía no sirve para nada. No como objeto material o práctico en sí. Quizás la poesía más que servir, tiene otros fines. Si nosotros queremos darle una utilidad práctica, también se la podemos dar. Pero yo pienso, que nos ayuda a encontrar betas que quizás no sabíamos que existían o existen dentro de nosotros; y por eso, cuando leemos a poesía, palpita en nuestro interior una emoción especial; se ilumina nuestra parte oscura. No sabría decirte con exactitud para que sirve la poesía, aunque puedo decirte lo que provoca ésta: una embriaguez emocional, sentimental. En mi caso, me ha hecho sentirme plena como ser humano, como mujer; también como parte de la sociedad a la que pertenezco.
Maní: La poesía y tú ¿son amantes?
RV: Nuestra intimidad es el encuentro que tengo con ella… que puedo tener con ella a solas, cuando escribo, cuando estudio y leo. La poesía siempre está acompañándome. La poesía no existe o está solamente cuando la escribimos. La poesía es cotidiana, por ejemplo, Jaime Sabines, en alguno de sus poemas habla de un chicle… de los objetos que nos acompañan, la mesa, el café, los cigarros… a la poesía, le dan vida las cosas también. Puede ser un poema estar con una persona que quieres, hacerle compañía a alguien. Abrazar a un niño… a lo mejor hasta ir a una marcha también puede ser poético. La lluvia que cae en la ciudad. Creo que la poesía siempre está ahí, no solamente cuando tú buscas ese encuentro con ella, sino que todo el tiempo nos está acompañando.
Maní: ¿La poesía es soplo divino? ¿Qué es primero, el poeta o la poesía?
RV: No, no es un soplo divido, y yo creo que ambos se dan al mismo tiempo. No, no creo que sea un soplo divino. La inspiración es un momento, a lo mejor como cumbre en el instante en el que se esté escribiendo. Aunque si aseguro que la inspiración es más fuerte en unos momentos que en otros. Pero… no afirmo que sea inspiración divina, porque mucha gente escribe poesía… eso lo sentimos cada quien, porque ahora no hay reglas establecidas… existen características gramaticales, de construcción y de estilo en la poesía, pero creo yo, nadie tiene la autoridad suficiente para definir qué es poesía, y que no es. Porque los que lo han pretendido hacer, cayeron en el error. Muchos escritores se forjaron no haciendo caso de las críticas de sus contemporáneos, que les decían que era mala o que no era poesía la que escribían, y ellos siguieron ese impulso, y ahora son escritores consagrados. Un ejemplo reciente es Jaime Sabines: hace poco me enteré que él buscó la crítica de sus amigos cuando pretendía publicar sus primeros libros. Sus amigos, a lo más que pudieron llegar fue a darle palmaditas, hacerle una crítica paternal, diciéndole que no eran libros buenos; y sin embargo él continuó escribiendo, y aunque Sabines es popular, no podemos negar que es un gran poeta. Porque él siguió su impulso interior y no se dejó llevar o aplastar por la crítica que en un momento le dijo que su poesía era mala.
Maní: ¿La poesía es de iluminados?
RV: ¡No, claro que no! Hay una parte bella, quizás cuando lees un poema que te hace estremecer las fibras más hondas de ti. Sientes que te acercas un poco a la divinidad, pero no a la divinidad intocable, impenetrable, sino  a esa que te hace sentir parte de la naturaleza, del cosmos y de la divinidad. La poesía igual es algo serio, es una profesión que requiere de mucho trabajo y estudio. Porque tú puedes querer pretender a la poesía, pero de ahí a que pueda haber una comunicación directa, o que escribas como quisieras, hay una distancia grande. Decía Borges –un gran escritor como él- que él escribía lo que podía, lo que quería, que hay una parte dentro de nosotros que siempre persigue más y más, pero no en el sentido de querer ser mejor poeta que otros, de compararte con estos, o escribir mejor que alguien, sino de querer escribir realmente como tú quieres.
            Hace poco me hacían también esa pregunta, si era fácil o difícil escribir poesía. Yo contesté que era difícil. Cuando entras realmente en ese universo, te das cuenta que… que la poesía es aún un mundo que no está develado por completo. Hay algunos resquicios, unas partes que se mantienen impenetrables. Hay algunos resquicios a los vas teniendo acceso poco a poco, pero, la poesía es así tan indescifrable, tan enigmática; algunos poetas han hecho una aproximación a lo que es la poesía, pero pocos han podido manifestar con certeza: ¡la poesía es esto! Aseverar que es esto o lo otro la poesía, creo que es difícil de definir.
Maní: ¿La poesía que pertenece al poeta?
RV: La poesía es un amante, que es-coge, que elige el lugar y la hora para hacerte suyo, ¡claro que sí!, a la poesía la personifico como un amante al que quiero y amo, pero que también, como todo ser, es alguien al que no puedes conocer totalmente sus resquicios. Que tiene un lugar oscuro que no te deja percibir. Puedes tener un encuentro con alguien al que amas, pero de ahí a poseerlo, de ahí a decir que lo conoces plenamente, pues no.
Maní: ¿La poesía como miedo o placer…?
RV: La poesía es algo que nos hace temblar de placer, pero lo mismo causa miedo, y respeto. La poesía es algo a lo que te entregas. Una vez que te atrapa o te seduce, o te das o no te das, o te le entregas por completo o no; porque cuando haces las cosas a medias con ella, corres el riesgo de sentirte insatisfecha, o que no estás escribiendo como quisieras. Escribes lo que puedes… pero podrías escribir mejor. En cuestión de calidad, no de cantidad, porque tampoco el número de cuartillas que escribas significa calidad. Hay grandes escritores que su obra fue pequeña, pero basta en su contenido. Como Juan Rulfo o José Gorostiza, escritor y poeta que no tienen una obra extensa, pero que con un libro o dos, pudieron decir mucho más que aquellos que cuentan con muchos libros editados.
Maní: ¿En que momento estás como poeta?
RV: Puedo decir que mi poesía tiene un nivel que no me satisface por completo, que me gustaría escribir mejor, y que estoy, no tanto como en una búsqueda de un estilo, sino trabajando un estilo que está en efervescencia en mí.
Maní: ¿Cuáles son tus voces, tus temas poéticos?
RV: Mis voces, mis temas son sociales, pero siempre y cuando sean vivenciales. Me gusta escribir poesía de contenido social pero con acontecimientos de los que haya formado parte yo. Porque no puedo escribir sobre situaciones que desconozca, que estén lejos de mí. El tema amoroso es uno de mis preferidos.
Maní: Escribir sobre lo que tanto se ha escrito, como el amor, es difícil y hasta peligroso…
RV: Depende como lo abordes y que digas del amor.
Maní: ¿Cuál es el amor que manifiestas tú en tu poesía?
RV: Aparte del amor por el hombre amado, por el amante, el amor por la gente que quiero. A eso me refiero como poesía amorosa. Porque también quieres a tu familia, a los que escogiste tanto como a los que no escogiste. De los amigos. Del hecho que te sobrecoge. De la gente que quieres, no sólo atenida a un amante. A eso me refiero como poesía amorosa.
Maní: Agrega algo…
RV: La poesía ha sido de mis encuentros más afortunados y más maravillosos, que ni en sueños hubiera tenido, porque no la escogí. Fue un tanto azaroso el encuentro y la complicidad que llegamos a tener, y por lo cual ahora estoy escribiendo de manera más formal, más disciplinada; porque si pienso que la poesía es algo mágico, también creo que es algo que requiere de mucho trabajo.
Maní: Una posdata: ¿Crees que haya poesía feminista?
RV: Aunque quieras tú o no lo quieras, es poesía también. Pero hay gente que etiqueta la poesía, y gente que no. Simplemente dices, ¡qué hermoso, qué maravilloso escribe tal o cual persona! ¡Qué poema tan hermoso! O elogias cuando la poesía no te deja indiferente, cuando provoca algo en ti, cuando hay una reacción de tu parte. Hay gente que etiqueta, y hay gente que también escribe para esas etiquetas; que se etiqueta ella misma, que puede decir: “Yo quiero ser una poeta feminista que hable de cuestiones femeninas”, pero eso me parece que no es necesario decirlo. Tú puedes ser muy feminista y combativa sin decir que lo eres. En tu poesía se va a sentir si realmente eres o no, y también se va a sentir la sinceridad o si es una cuestión de pose, o un tema que tú manipulas para que te etiqueten, para que te admiren; o si en verdad en el fondo eres una guerrera, una persona que combate alo sistema con el cual no estás de acuerdo. Porque hay muchas formas de construir un mundo diferente al que tenemos.


Sobre la autora:
Raquela Vázquez. Nació en México DF en 1975. Diseñadora textil y museógrafa de profesión. Crítica, ensayista y poeta por vocación. Tiene publicado el libro Ventanacielo (poesía-2005); Prosemas (2006). Actualmente forma parte del taller de Lectura y Creación literaria de Federico Corral Vallejo.


SIXTO: UN ESCULTOR DEL COYOACAN NEGRO

Mediodía chipi-chipi en la colonia Santo Domingo. Camino por la calle adoquinada de Cicalco para llegar al Centro de Oficios de la UCPSD-AC. Traspaso su zaguán de herrería estilo colonial. En el patio, una multitud de niños gozan de un curso de verano, que imparten estudiantes y maestros de distintas carreras de licenciatura de la UNAM. Antes de entrar al taller de herrería y carpintería, donde me dijeron que se encontraba Sixto, El Escultor del Coyocán Negro, me detengo a observar por un momento el mural -que se encuentra sobre las escaleras de ese centro de oficios- “El Pescador de Universos”, de la escultora y pintora coyoacanense, Alicia Soto Ayala,. Esta sumamente deteriorado. Veo a Sixto oblicuamente cortando algo. Su espalda maciza me recuerda a la Wolf Rubinski. A su extremo, Arturo Velásquez, suelda una pieza. Exclamo su nombre y Sixto inmediatamente deja de seguetear, para amablemente ser buen samaritano. “Te vengo a entrevistar”, le digo, yéndome hacia un banco alto en el que me acomodo. Como la entrevista ya estaba pactada desde hacía varios meses, este, luego de entregarme un legajo de papeles donde se encuentra redactado el proyecto escultórico, que para el gobierno coyoacanense actualmente lleva acabo, y que se llama “Camino al Cielo”, arrastra un sillón y se sienta frente a mí. Sus 36 años contrastan con su pelo totalmente cano, pero su mirada y su semblante son la de un hombre acostumbrado a la brega y al buen humor. Sixto es muy tenaz y chambeador como la mayoría de los santodominguenses. A éste lo conocí a través de su obra, una vez que Fernando Díaz Enciso, me adentró en su camioneta por Tesnene, para que conociera el famoso mural con la efigie de Zapata, que se encontraba en uno de los contramuros de esta calle. Ya luego lo conocí personalmente y supe que era hijo de una estimada compañera, de las comprometidas con la “Escuelita Emiliano Zapata” y la UCPSD-AC, Lucía Reyes. Su carácter relajado y amigable me agradó bastante. Él recién había terminado la licenciatura de escultor en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado: La Esmeralda. Fue el día en que donó el mural enmarcado de Zapata que está a la entrada de La Escuelita. Platicamos poco, pero eso sólo fue el prólogo para iniciar una buena amistad, que nos ha llevado a participar –no carente de cuestionamientos y de contradicciones- en diversas acciones socioculturales y políticas que ha llevado a cabo la UCPSD-AC, y particularmente Fernando Díaz, como su candidatura a Delegado por Coyoacán.
Sin más preámbulo, dejaré que con sus propias respuestas, el escultor del Coyoacán Negro, Sixto Gerardo Sánchez Reyes, nos platique de su obra y trayectoria:

“Yo me inicié en la escultura cuando conocí a Daniel Manrique, de Tepito Arte Acá. Aunque ya desde antes me gustaba dibujar en cualquier superficie que encontraba, en los cuadernos de la escuela; en las paredes de mi casa. Antes que hubiera grafittis, yo dibujaba códices mayas en los muros (…) lo que me impactó cuando acudía a la primaria, fue el haber visto una efigie del Che Guevara que estaba dibujado en uno de los muros de la escuela; estaba pintado en rojo y negro (…) como yo tenía la idea ya de pintar algo así, ver el Che Guevara me motivó a pintar el rostro de Emiliano Zapata en una barda de por mi casa; y esto por la influencia de ver, cuando visitaba La Escuelita, la cara de un Zapata pintada en lo que ahora es la cocina –el café La Roca-, que era donde al principio de la colonia estaba un amplio salón de lo que fue la primera escuela de la colonia.
“Cuando yo era niño, me llevaban mucho a visitar museos, más al de antropología e historia; me impresionaban las esculturas prehispánicas, el calendario azteca, la Cuatlikue (...) Cuando nos llevaron al Centro Histórico de la Ciudad de México, a ver el recién  descubierto Templo Mayor: ¡me impresioné al observar a la Coyolzaulki.
“De esas contemplaciones en los museos, me imaginaba cosas escultóricas, pero no las realizaba por mi edad; yo sólo soñaba e imaginaba (...) Una vez de casualidad pasé por el museo de San Carlos, y entre a verlo. Tenía yo 22 años. De tan que me emocionó ver el museo, se me fijó que quería estudiar artes. Entonces pregunté que cómo se podía uno inscribir en San Carlos. Me dijeron que ahí sólo se impartían maestrías, y que si quería estudiar la licenciatura, que me inscribiera en La Esmeralda. Y fui y me alisté en La Esmeralda, e hice la licenciatura en escultura.
“Me catalogo como un escultor tradicionalista. Me gusta lo figurativo, la figura humana; también lo mágico religioso, entendiendo mis raíces culturales, prehispánicas: mayas, aztecas, etcétera. De ahí que sé como interpretar estas formas, sin que sean copias, pero que guardan alguna similitud, por lo mismo que he crecido entre ellas. Pero también gusto de seguir conociendo técnicas alternativas modernas, y entender los nuevos conceptos de los jóvenes artistas, como los estilos geométricos, instalaciones, performance... Pero esto, por el momento, no es lo mío.
“No me he dedicado meramente a la escultura, siguiendo el dicho de que “no sólo se vive del arte”, he sobrevivido desde diferentes labores: he hecho serigrafía, trabajado la fibra de vidrio, he vendido oro; fui líder de tiempo completo de los bicitaxistas del Centro Histórico durante 7 años. De mil usos: de herrero, pintor de brocha gorda, como promotor cultural... He probado de todo, porque vivir del arte es un tanto difícil... entrar al paraíso de la elite artística y cultural también es difícil, porque ya está copada por algunos artistas de renombre, o más bien que están con el poder, y que acaparan las becas, aún siendo ya personas autosuficientes como para no andar pidiendo becas. No menciono nombres para no herir susceptibilidades. Trabajo en otras cosas para sobrevivir, pero cuando hay tiempo, y alguno que otro presupuesto, sin importarme el tiempo que dedique, produzco obra: modelo en plastilina, tallo en madera, experimento con algunos materiales, o realizo encargos para iglesias o particulares; hago réplicas.
            “Tengo obra pequeña en madera, en piedra, en mármol. Hago escultura monumental. Estuve recientemente –en 2004- a cargo de la realización de una escultura, de ese tipo,  “El Colotero”, en Alano, Veracruz. Como esa zona es naranjera, sus pobladores querían un monumento a la naranja y a los que la cosechan. Entonces gana el proyecto un escultor de nombre Miguel Vargas, pero como no estaba capacitado para desarrollar  dicha escultura, nos llaman a varios escultores, de los cuales nos quedamos a cargo de hacer la obra sólo tres: Ricardo Sánchez Tellez, Arturo Velázquez y yo.
“Esta escultura tiene una dimensión de 15 metros de alto por 30 de largo, es de las más grandes esculturas que se han hecho en México. Durante su construcción tuvimos una serie de contratiempos con la gente del pueblo, con el clima y con el presupuesto. Se manifestaron los de los 400 Pueblos bajo la escultura, porque decían que era más importante hacer escuelas, mercados y hospitales que “ese puto mono”. Se trepaban a la escultura y desde ahí nos gritaba: ¡Hey, putos mayates! ¡Si bajan esta manta los vamos a encuerar y a enchilar con brocha! Eso porque se venían los tiempos electorales, y como los priístas son los que tienen ahí el poder, la gente estaba en contra de ellos. Lo que hacíamos para no ser objeto de represalias de los 400 Pueblos, era quitar la manta en las noches y volverla a poner en las mañanas.
“La escultura más actual que trabajé, junto con Arturo Velázquez y Fernando García, se llama “Camino al Cielo”. Esta *escultura representa un pasaje cotidiano de mi época, del tiempo que estoy viviendo como espectador. Su significado nos transporta a las calles de la Ciudad de México, donde se vive la vida real; fuera de las escuelas, de los invernaderos, de las incubadoras; fuera de la protección de mamá. La realidad misma de las necesidades de las grandes ciudades, en la desesperanza de las personas que no tienen otra alternativa de vida, de trabajo; de las personas de muy escasos recursos económicos; de la gente que vino del campo buscando una opción para hacerla y alejarse de la pobreza; de las personas que viven en desatención familiar con padres drogadictos y alcohólicos, sin educación, sin techo y sin trabajo.
“La construcción de la escultura la costeó el gobierno delegacional en Coyoacán, y está ubicada sobre avenida Aztecas, casi enfrente de la primaria Carlos Hernández Selvas.
“Respecto a la política cultural en Coyoacán, pues creo que su gobierno le debería incrementar los recursos económicos, sobre todo para impulsar la educación artística. Pienso que se ha descuidado grandemente , por parte del gobierno delegacional, al arte y la cultura, que se ha dado más importancia a los programas sociales.
“Yo como creador de los Pedregales, veo apoyos escasos a mi trabajo, y los pocos creadores, por esta causa, emigran de la delegación o del país en busca de alternativas para desarrollar su trabajo; a lugares más cosmopolitas donde el arte si se valora.
“Para finalizar, debo decir, que no todo Coyoacán es el Centro,  que también los Pedregales lo son, el Coyoacán Negro, y que aquí como allá existe un arte de calidad, que sólo requiere de un empujón para ser valorado y disfrutado de mejor manera por nuestra comunidad”.

*La escultura a la que se refiere Sixto, es una triada de niños de la calle, de diferente estatura y edad, apilados unos sobre de otros. Una escultura que se reproduce todos los días en la Ciudad de México, sobre sus calles y avenidas, entre los ríos de acero y smog. Una forma de trabajo de los también autodenominados “sin alma”, para ganarse un mendrugo de dinero: realizan pirámides humanas, acrobacias de payasos, se tienden sobre vidrios, y tragan fuego frente a los automovilistas indiferentes y neuróticos. En la escultura de Sixto, el niño enano que está en la punta de la triada, y que va “camino al cielo”, tiene puesta una máscara con el rostro del expresidente de México, Carlos Salinas de Gortari, que es el personaje de nuestra clase política más despreciado por los mexicanos. Las enormes manos del niño escultura, le dan un carácter grotesco e irónico. Pienso, que debajo de la máscara de Salinas, también puede encontrarse el rostro de distintos personajes de la clase política y empresarial mexicana. Quien quite y hasta el rostro de muchos de los políticos que deambulan por la delegación Coyoacán, estén debajo de ella.


 EL SUBMUNDO DE LOS POETAS

 "Paso los días trabajando con mis manos,
 y me desvelo al compás del pensamiento;
 recuerdo amigos y lugares muy distantes,
 creo en la selva y vivo en el desierto”
                                                                              Alejandro Stuart


 El destino es tan inesperado, que uno siempre debe estar dispuesto a recibirlo, sin importar la espada o el pétalo que este tenga para ti. Uno va por la vida, dejando la estela de su paso por el mundo; guardando en los bolsillos latidos de nostalgia, para que cuando sea necesario, sacarlos y esparcirlos en las baldosas de la memoria, para que los recuerdos, que son como palomas mensajeras del pasado, bajen y nos remonten a rostros, voces y aromas que hace mucho se nos fueron.
            Dicen que las leyendas siempre suelen suscitar polémicas, y en veces, alucinaciones colectivas que pregonan rumores inverosímiles. Tal es el caso del cantante de protesta, José de Molina, al que también se le conocía como el Charro Negro. Juntos estuvimos en la huelga de hambre, que la esposa del líder Gumaro Amaro, hiciera en la plaza principal de Puebla, para denunciar y exigir el esclarecimiento de su asesinato, durante el gobierno priísta del entonces gobernador, Piña Olaya. Ahí estuvimos para solidarizarnos con su causa, después de que un grupo de estudiantes, nos llevó a ver la camioneta, en la que Gumaro viajaba al momento de su ejecución, frente de su casa. Las balas horadaron, además del cuerpo del izquierdista, las ventanas y las puertas del vehículo.
            Los estudiantes tenían la certeza de que Gumaro había sido acribillado por no transar con el gobierno estatal. Esa vez, José y yo rememoramos cuando Amaro lo invitó a la UAP (Universidad Autónoma de Puebla), el trato del dirigente fue amable y bondadoso durante el evento, luego con una comida en su casa, donde departimos con el entonces rector de la UAP, con el que José abordó tesis sobre marxismo:
            -¡En las universidades la teoría marxista es una materia más a aprobar; a los estudiantes les vale gorro llevarla a la práctica: obteniendo su título se alienan al sistema!, comento el rector.
Después de que José realizó su siesta de comida acostumbrada, nos despedimos de Gumaro Amaro. Este nos ofreció invitarnos en otra ocasión a cantar a la AUP, cosa que se frustró con su infame asesinato. De Gumaro volví a oír cuando apresaron a Simitrio, el líder de los Comerciantes Ambulantes de Puebla. Durante las movilizaciónes que el MUP (Movimiento Urbano Popular) realizó para exigir su liberación.
También -José y yo- juntos estuvimos durante la histórica movilización magisterial de 87, en la que se pidió además del cien por ciento de aumento salarial, la destitución del dinosaurio y cacique sindical Jongitud Barrios. Durante la negociación, ante miles de profesores, se realizó un acto cultural. León Chávez Texeiro cantó primero, luego José y por último yo. Como ya lo dije, el Zócalo estaba a reventar, toda la república mexicana magisterial se había congregado ahí: ¡Vamos prendiendo la mecha a la bomba! ¿Por qué? ¡Por que ya está preparada! Cantaba José de Molina, bailando sobre el Barrio Móvil, que servía como escenario. José era todo un profesional, un showman de izquierda, que encendía a la raza con sus cantos incendiaros y revolucionarios. Crítico radical del sistema capitalista, del imperialismo yanqui, del clero santurrón y papista – platica el hermano del zacatecano, Mateo García Bazán, José, que una vez en Tepic Nayarit , su tocayo, José de Molina hizo su presentación en la plaza de armas , era un acto en solidaridad con el magisterio y José de Molina se lanzo duro contra el clero , contra el símbolo de la iglesia como construcción , se mofó de eso de persignarse enfrente de las iglesias , decía que no tenia ningún significado , que era una pendejada  hacerlo y que para el era lo mismo que pasar por una iglesia,  hacer la señal de la cruz , como sacudirse la bragueta y con señas lo hizo-  y de la izquierda reformista y rabanito (blanco por dentro y rojo por fuera); no les tenía concesiones ni piedad, y esto le acarreó muchos enemigos, tanto de derecha como de izquierda, tan es así que comentaba que no lo dejaban de hostigar, e incluso habían llegado a la agresión física: José me contó que cuando fue invitado a Venezuela, el gobierno de allá lo metió preso, y que gracias a la intervención de Alí Primera (el autor de “Casas de Cartón” y “No basta rezar”), lo liberaron.
Con José de Molina tuve una gran amistad, aunque nuestros cantos plateaban cosas distintas respecto a la organización y lucha del pueblo mexicano. Una sola vez nos enfrascamos en una discusión hiriente. Fue por teléfono y por cosas baladí. Ya después nos disculpamos ambos y como si nada hubiera pasado.
            De José aprendí mucho, ya que su capacidad de observación y análisis político, era profundo y certero. Su compromiso con la canción de izquierda y de protesta, fundó el mío. Me daba consejos de cómo sobrevivir a través del canto; sus anécdotas al respecto me ofrecían luz para no dejarme obnubilar por la consigna estalinista "de todo para el  pueblo". Me contaba: "Mi primer disco lo grabé con lo que ganaba vendiendo pomadas, y haciendo una venta anticipada de éste a mis conocidos", "Un día me invitaron a cantar a España. Y durante un evento conocí a Paco Ibañes. Este, al terminar yo de cantar, se acercó a felicitarme, y luego me preguntó que si yo cobraba, que si vivía de mi canto. Le respondí que no. Entonces éste se me quedó mirando, y sorprendido me reconvino: ¿Qué eres burgués, o padeces de sentimientos de culpa? Las palabras de Paco Ibañes me hicieron reflexionar. Me di cuenta que tenía razón, que debía de cobrar lo que hacía. ¡Imagínate, había veces que los que me invitaban a cantar, además de no pagarme, de hacían esperar horas en los lugares donde mi citaban! ¡Qué falta de respeto, no! Cuando llegué a México, me dije, ya no voy a regalar mi trabajo". De José de Molina se decían muchas cosas, desde que era un agente al servicio de gobernación -esto lo decían sus enemigos de izquierda, sobre todo los del PSUM-, hasta que con la venta de sus discos y presentaciones había amasado una fortuna, lo que le prodigaba ser socio mayoritario de la productora musical Discos Pueblo, de contar con una flota de taxis, y no sé cuántos negocios más. Yo sólo visité su casa en Coapa, su departamento en la Roma, además de saber de su propiedad en Ixtapan de la Sal, pero de ahí a que fuera millonario... pues no.
Un día José me contó -estábamos en su departamento de la Roma- de su experiencia con los rituales de la madre Sabina. Que haberlo hecho lo habían purificado. Que cuando estaba en trance, veía correr a través de su piel totalmente transparente, su sangre por sus venas. Que luchó con su ser negativo. Que después de ello, volvió a ser otro.
A José de Molina lo conocí en casa de Alejandro Stuart, a quien el llamaba "El Enorme". Alejandro es un fotógrafo chileno, que vivía en el Edificio Marisol de Colima y Frontera, en la Roma. José solía visitarlo frecuentemente y acudir a las tertulias que el chileno realizaba con gente de la farándula del canto nuevo y latinoamericano. Allí, además de a José, conocí a Carlos Mejía Godoy, Silvio Rodríguez, a los del grupo Síntesis de Cuba, por supuesto que a Amparito Ochoa y a muchos otros cantautores y gente de la lírica y el espectáculo de izquierda. El departamento de Alejandro era un escaparte para conocer de los chismes y propuestas del arte progresista, no sólo de México, sino de todo Latinoamérica.



SOBRE LA REALIDAD

La realidad es el gran laberinto, donde cada quien se perderá
o hallará el infierno o el paraíso que le corresponde.

Para percibir la realidad sólo hay que poner los ojos en ella. Aunque hoy esa realidad se asemeje a un intrincado laberinto, con miles de entradas y salidas, de pasajes y muros secretos que pueden llevar a todas y ninguna partes.
            ¿Qué estoy diciendo con esto? Que la realidad que actualmente se manifiesta ante nosotros, está tan fragmentada, que es posible que las personas al otro lado de la acera, la vivan de distinta manera. Yo me imagino a esa realidad, como un gran panal, con millones de compartimentos, donde cada uno de nosotros permanece aislado de los demás. Es decir, el mundo está tan individualizado, que sólo, como un dejavu, ocasionalmente nos fijamos en lo que hacen o les sucede a los otros, cuando eso nos afecta también. Mientras tanto, al mundo le puede ocurrir una hecatombe, en cuanto no afecte nuestro entorno.
            Yo veo un fenómeno en el que el individuo, para no ser aquejado, simplemente se mantiene detrás de la línea. La hace omisa de sí, y si es posible se aísla lo suficiente como para no salir raspado. Como lo que está ocurriendo ahora mismo en varios estados y municipios del país con la guerra al narcotráfico, en la que la gente ha optado por un auto toque de queda, en vez de salir a las calles a exigir a las autoridades mejores condiciones de seguridad. Eso no sólo demuestra el temor que tienen ante esta guerra, sino también la desconfianza de que el Estado pueda brindarles seguridad (dice Immanuel Wallerstein, que cuando el Estado empieza a deslegitimarse ante la sociedad, se debilita y es así como aprovechan las mafias para entrar en acción); pero otra cosa más importante y preocupante todavía: la incapacidad para unificarse socialmente, para organizarse con la finalidad de transformar las condiciones de violencia imperantes, que no les permite vivir y trabajar en paz.
            E ahí la importancia de la convocatoria que el caricaturista Eduardo del Río (Rius) y el periódico La Jornada hacen para que nos manifestemos en contra de la violencia y la barbarie que actualmente sucede en México. “¡BASTA DE SANGRE! Es una propuesta que ha sido bien recibida por diversos sectores de la sociedad, un llamado de atención a nuestra conciencia y para que de manera pacífica, hagamos saber a los políticos y gobernantes que ya estamos hasta el copete de su ineficiencia para brindarnos seguridad, porque como lo señaló La Jornada en su editorial del lunes 10 de enero (día en que inició la campaña ¡BASTA DE SANGRE!): “La defensa de la legalidad carece de sentido si no se empieza por garantizar el respeto a la más básica de las garantías Constitucionales: el derecho a la vida”.
            En el estado de México, el sumarse a dicha campaña debiera de ser contundente por parte de los mexiquenses, dado el alto grado de violencia que se respira, y que ha provocado que la entidad sea fuente favorita de la nota roja, con su lugar privilegiado en feminicidios y robo de autos, y otros tantos ilicitos que mantienen en la angustia y la zozobra a la población.
            Aunque ¡BASTA DE SANGRE! No es una propuesta política sino humanista, su trasfondo, debiera de servir a los ciudadanos, en estos años electorales -tanto en el estado de México como a nivel nacional-, que tipo de estado o país quieren, que clase de gobernantes: ¿los mismos que los han sumido en la desgracia u otros que se comprometan a llevarlos por mejores derroteros? Porque el tiempo adverso que se vive, no es para sumirse en la depresión y el desencanto, ni tampoco para guardarse en el sinsentido y en el conformismo de una realidad que a diario nos flagela y a la cual quieren que nos acostumbremos. Por eso ¡BASTA DE SANGRE! Y como decía el maestro John Lennon “démosle una oportunidad a la paz”, y yo le agregó, “y también a la vida”.

CABEZA DE COYOTE

“El coyote medirá 40 metros: la base14 metros, la cabeza 25, más un metro de basamento el cuello del coyote.

“La concepción plástica del coyote, es también, con una sencillez geométrica, hacer la evocación de la figura de un coyote, que por un lado está triste, por otro inteligente o muy agresivo, y que tuviera una mueca entre agresivo y hambriento. Esa es la idea romántica. Pero lo que me dio la certeza de hacer eso, fue que existe en la tradición del arte mexicano, varias soluciones de perros, de bestias de ésta naturaleza, como los perros de Tamayo. Entonces éste coyote tiene mucha carga de esa tradición; los perros de Tamayo, el perro de Siqueiros, yo lo veo como tradición. Toda visión tamayesca en la pintura de los perros de Colima.

“La escultura será rojo luminoso que evoque al rojo prehispánico, que representa de alguna manera sangre, por la raíz que todos conocemos.

                                                                                        Sebastián (escultor)



 SURREALISMO

El circo de la oscuridad enmudece al entrar a escena un “sin alma, desnudo del dorso, y con un tatuaje de la virgen de Guadalupe en la espalda. Cantando una plegaria en rap:

“Soy un chavo de la calle
que sólo viene a decirles,
que si tienen hijos los cuiden
y les den amor.
Porque vivir en la calle
a nadie se lo deseo;
yo me quedo donde sea,
En una coladera, en un baldío,
o en las entradas del Metro.
Donde muchas veces
recibimos golpes, maltratos,
vejaciones y hasta violaciones.
Con todo respeto
y sin pretender molestar a nadie,
si alguien puede regalarme una moneda,
o algo de comer,
que Dios se lo pague.

Una vez que el chavo de la calle concluye su cantar, se queda mirando piadosamente al circo de la oscuridad, estirando su mano. Así se está un rato, y luego con un rictus lamentoso sale de escena.
            Inmutable, el circo de la oscuridad espera ver el siguiente acto, que no tarda en presentarse: son cinco campesinas desnudas, que a modo de estatuas, arengan trepadas sobre tambos de basura. Más allá, girando alrededor de una de las fuentes en la explanada del Palacio de Bellas Artes, una treintena de campesinos, también desnudos, percuten sus panhuehuel. Una de las campesinas estatua, sisea al aire:

“— ¡Estamos demandando justicia! ¡Hemos denunciado a tres malos gobiernos, y nadie nos hace caso! ¡Gobernación se comprometió a investigar los ilícitos cometidos por estos contra nosotros, pero hasta la fecha seguimos esperando resultados! ¡Los atropellos de estos tres gobiernos contra nosotros, tienen que ver con despojos de tierra, privación ilegal de la libertad, y hasta homicidios! ¡Justicia es lo que queremos!

En eso aparecen en el escenario, un  par de diputados derechistas, acompañados de un camarógrafo y un reportero del noticiero “¡A lo cueron!”. Los diputados y el reportero se acercan a un policía que vigila la protesta nudista. El reportero lo increpa:

— ¡Señor oficial! ¿Este tipo de protestas están dentro de la ley?
El gendarme guarda silencio, intentando evadir al reportero. Este, junto con los diputados, lo persigue, tratando infructuosamente de que rompa su mutismo:
— ¡Óigame señor oficial, respóndame, no sea grosero frente al auditorio! ¡Señor oficial! ¡Señor ofi…!
El policía logra deshacerse del reportero, y éste, con un marcado acento de molestia, se dirige a los diputados derechistas, quienes despotrican:
— ¡Es el desinterés del gobierno de la ciudad por aplicar la ley, y hacer respetar las buenas costumbres!
— ¡Al paso que vamos, muy pronto la ciudad quedará totalmente a merced de este tipo de protestas… que para ser sincero, atentan contra el pudor y la moral pública!
--¡Nosotros estamos porque se penalicen las marchas y las protestas, para que la paz social no se vea alterada, y los inversionistas no tengan miedo de invertir su dinero en el progreso de nuestra ciudad!

Una vez que terminan de parlotear los diputados derechistas, el reportero sentenciosamente concluye la entrevista:

--¡Ya lo vio y oyó usted… sino queremos seguir siendo rehenes de las marchas y protestas, sobre todo de este tipo (zoom a los campesinos desnudos)… manifieste su inconformidad a través del correo de voz de nuestro noticiero, o apoyando la iniciativa de reforma que presentaron aquí nuestro diputados, y que consiste en delimitar la libertad de expresión y manifestación de los ciudadanos de esta ciudad… y recuerde, más vale toque de queda… que se desborde la inconformidad y la delincuencia… hagámoslo por nuestros hijos!

Los campesinos desnudos, seguidos del reportero, el camarógrafo y los diputados, salen de escena. El circo de la oscuridad sigue inmutable. Comienzan a escucharse en los altavoces varios soliloquios:

--Yo soy Justino. Miré cuando se los llevaron los de la PFP. Estaban pertrechados en la azotea de la casa de mi comadre Laboriosa. Los tundieron a patadas y garrotazos, y luego como si fueran animales, los arrojaron en la batea de una camioneta. ¿Hasta cuando esta injusticia contra el pueblo?...

--Somos los pastores de la democracia, y a nuestro parecer, el pueblo puede expresarse con libertad, y hasta obtener solución de sus demandas sociales, pero sin ser rehenes de grupos subversivos, que sólo generan violencia para socavar nuestras instituciones, que son el valuarte de la paz y la democracia que se vive en el país…

--Mi nombre es Leopoldo, y mi único delito fue oponerme a seguir callado para exigirle al gobierno mejores condiciones de vida… No sé dónde me encuentro, me han estado torturando y preguntándome sobre los vínculos del movimiento con la guerrilla… entre más les digo que no sé nada de esto, más se ensañan conmigo…

--Yo soy Martín… al igual que Leopoldo… estoy en contra de seguir viendo como los de allá arriba, con toda la impunidad del mundo, se enriquecen a costa de nuestra miseria… para mí… que oponerse a eso es lo justo.

--Un gobernante cualquiera: En el país, no queremos que los empresarios estén con el gobierno; nos afanamos porque el gobierno esté con los empresarios. Siempre será mucho más eficaz y éticamente más sólido que el gobierno se ubique en la sintonía ciudadana para hacer del ejercicio de la autoridad no sólo la oportunidad para aplicar la ley, sino para hacer la justicia, para hacer cosas buenas, para que el bien siente sus reales entre nosotros…

--Un funcionario de gobernación: La Secretaría de Gobernación estará pendiente de las necesidades de los partidos políticos para que sea el diálogo, el respeto, las ideas, la razón y la democracia los conceptos que rijan la nueva estructura del país…

De repente una retahíla de voces se atiborra en el espacio-tiempo:

--¡Doce ejecutados en un día! ¡El Gober Precioso ha sido exonerado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación… ofrece no tomar venganza de esa delincuente periodista que lo acusó de estar vinculado con una red de pederastas! ¡El obispo pide cárcel a los que irrumpieron en la catedral a la hora de misa! ¡La tragedia en Tabasco por las inundaciones que dejó el huracán  continúa… el gobierno federal ofrece terminar con ella en 2012! ¡Las plataformas de PEMEX se siguen incendiando… es hora de que los inversionistas privados las rescaten! ¡40 diputados federales fueron objeto de intimidaciones por teléfono…hay que reformar la ley para que orejear a los ciudadanos sea legal!... 24 asesinados fueron localizados en una paraje cerca de la Marquesa; un par de granadas estallaron la noche del Grito de Independencia en Morelia; el grupo de Narcos “La Familia” ofrece realizar una investigación del hecho terrorista…

El circo de la oscuridad sigue inmutable.

En una calle del Pedregal de Santo Domingo en Coyoacán, Doña Mere fue atropellada afuera de su casa… el fulano que la atropelló se dio a la fuga, pero como desconocía los vericuetos de la dicha comunidad coyoacanense, se metió por la cerrada de Cicalco, y ahí fue donde lo atraparon varios vecinos, entre ellos el maestro cerigrafista, Flavio.
            Doña Mere yacía en el piso con su cabeza sobre una almohada, boca abajo, cubierta con una cobija y sangrando copiosamente. Sus familiares, desesperados porque no se le contenía la sangre, quisieron levantarla para trasladarla a un hospital, pero algún juicioso que andaba por ahí, les aconsejó que no lo hicieran, que no la movieran hasta que llegaran los paramédicos, y la policía tomara nota del asunto. Así lo hicieron.
            Mientras tanto, ante la presencia del cafre que había arrollado a Doña Mere, la multitud de vecinos que esperaba el desenlace de dicha tragedia, por momentos intentó agredir al infractor; quien se defendía diciendo que la anciana se había atravesado: “¡Si el pendejo fuiste tú, cabrón!”, le recriminó la Güera Zárraga. En eso arribaron los de la patrulla P56-02, y de inmediato uno de los oficiales apercibió al transgresor… alguien, que escuchó decir al policía “Usted firme sólo una responsiva de pagar las curaciones a la señora… y sale libre”, rezongó: “Remítelo al Ministerio Público…”. El azul, se la devolvió, diciéndole: “¿Qué tú me vas a decir cómo hacer mi trabajo?”. Acto seguido, y ante el temor y conocimiento de que el policía tranzara con el conductor para dejarlo ir, la gente presionó y dicho individuo fue enclaustrado en la patrulla.
            Doña Mere seguía tirada en la calle, a pesar que hacía media hora se había solicitado una ambulancia. Así estuvo cerca de media hora más, y de la ambulancia ni sus luces. Se volvió a presionar a los patrulleros para que apuraran a la ambulancia, diciéndoles que si algo le ocurría a la señora, ellos serían los responsables. Se volvieron a comunicar con su base a ver si ya no tardaba la ambulancia: “Que anda perdida…”. Después de otra media hora, un par de paramédicos se presentó en la escena del atropellamiento, abordó de un taxi, pagaron al taxista y rápidamente auxiliaron a la herida. Pasada otra media hora, llegó una ambulancia de la Cruz Roja y levantando a Doña Mere se la llevó a un hospital, seguido de la patrulla con el responsable de la barrabasada. Uno de los policías se trepó a la camioneta, manejada por el hijo del infractor; mientras que uno de los hijos de Doña Mere acompañó a los policías para verificar que el sujeto que arroyó a su madre verdaderamente fuera puesto a disposición de las autoridades.
            Luego todo volvió a la normalidad. Pero al crepúsculo de la tarde, se supo que el hijo de Doña Mere había sido apresado, acusado de daños a la camioneta, mientras que el infractor había sido liberado pagando una fianza. Días después, se supo que los policías –seguramente por una “mordida”- habían cambiado la versión de los sucesos a favor del cafre. Pero eso no fue lo más escandaloso de la sabida injusticia mexicana, sino que además de los once mil pesos que tuvo que pagar el hijo de Doña Mere para salir del fresco bote, su familia tuvo que empeñar hasta la camisa para costear la atención médica que un hospital privado prestó a Doña Mere para su recuperación. Allí fue donde los de la Cruz Roja la llevaron. Y es que seguramente, en la red de complicidades, los de la ambulancia que se llevó a internar ahí, en vez de a una institución pública, han de recibir una ganancia por parte del mencionado hospital privado.
            Cosa del surrealismo mexicano, en donde la agredida sale perdiendo y el agresor, luego de “ponerse con su cuerno”, es cobijado por la impunidad que tanto daño le está haciendo al país.   

 JUDITH REYES: UNA MUJER DE CANTO REVOLUCIONARIO
LILIANA GARCIA SANCHEZ

Judith Reyes: una mujer de canto revolucionario, es una gran historia, que nos habla de una mujer, que  comprometió su canto y su vida a la causa de los oprimidos, padeciendo las consecuencias de un régimen (priísta por cierto), acostumbrado a perseguir, encarcelar y asesinar a la disidencia.
            En éste libro, su autora, Liliana García Sánchez, nos narra las venturas y desventuras de esta cantora nacida en Ciudad Madero, Tamaulipas, además de adentrarnos en el contexto social, político y económico en el que desarrollaba su labor. Un contexto cargado de fervor revolucionario y guerrillero, pero también de un ambiente propio de las más feroces dictaduras militares sudamericanas, que hicieron de las décadas de los años 60 y 70, la pira donde fueron a parar los ideales libertarios de cientos, de miles de hombres y mujeres dispuestos a ofrendarse para derrocar y transformar el infierno capitalista en el que vivían.
            En esta historia, resuenan nombres otrora impronunciables como Arturo Gámiz, Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas, quienes decidieron el camino de las de las armas para salvaguardar a los suyos de la dictadura que los ahogaba, y con los cuales Judith Reyes se relacionó, no sólo a través de la canción y el periodismo revolucionario, sino también como militante activa de su movimiento.
            Con Lucio Cabañas, Judith, sirve de enlace con otros movimientos guerrilleros, a la vez que canta la crónica de lo que sucedía en la otra cara de la patria; el por qué los campesinos tomaban las tierras y se enfrentaban a los latifundistas y a los milicos que los protegían; el por qué de las huelgas estudiantiles; el por qué de la decisión guerrillera. Porque “el pueblo combativo siempre necesita al artista comprometido”. Decía ella, recibiendo a cambio, como pago a su labor libertaria, la prisión, la persecución y la tortura.
            Cuenta ella misma, rememorando un concierto en Lecumberri, donde dio a conocer las canciones que conforman su disco “Crónica del 68”: “El maestro José Revueltas (…) me abrazó diciendo preocupado: ¿Qué precio le harán pagar por estas canciones, Judith? –El precio de la libertad, maestro”, contestó ella.
            ¿Por qué hacer y cantar una canción distinta a los cánones hegemónicos aceptados por el régimen opresor, cuando ella pudo tenerlo todo si se sujetaba a esos cánones? ¿Qué empujó a Judith Reyes a resistir la tortura vil, que a golpes le exigía dejar de cantar “esas cosas”? Liliana Guzmán nos contesta: Congruentemente, Judith prefirió seguir componiendo “esas cosas” que salir en la televisión y vender sus convicciones. Cantó en el calabozo la Canción de la universidad, alzó su voz valerosamente para un auditorio que la obligaba a cantar a punta de fusil (…) esto causaba la ira de los guardias, quienes la hicieron limpiar con las manos atadas aquel calabozo, lleno de excremento y orina.
Pero, ¿por qué encarcelar, torturar o matar a alguien que sólo canta? Eso ya lo habría contestado Judith Reyes si estuviera físicamente aquí con nosotros: “Es por mis canciones que me vigilan, me persiguen y encarcelan”. Y es que a los poderosos no les agrada que les digan sus verdades, que desnuden sus horrores, y más que las cante, que las repita el pueblo. 
Y es que la canción, sobretodo la que se sale de los cánones de la industria cultural hegemónica, es un vehículo, un arma de lucha popular temida por los poderosos, por el grado de eficiencia que tiene frente a sus aparatos de control ideológico, para que el pueblo tome conciencia de la importancia que tiene su organización, para enfrentar los abusos, arbitrariedades e injusticias de los de “arriba”, siempre dispuestos a pisotearlos.
Es por eso que no dudan en acallarla, en exterminar su voz, y más cuando esta voz, como la de Judith Reyes, está vinculada profundamente a la lucha de ese pueblo.
El libro de Liliana Guzmán Sánchez, es oda a una mujer, que en su tiempo, rompiendo todos los atavismos de una sociedad extremadamente conservadora y machista, tomó conciencia para lo que había venido a este mundo: no sólo a cantar la épica revolucionaria de su pueblo, sino la de ella misma.
Para concluir mi exposición, diré que a Judith Reyes, primero la conocí como una leyenda del etiquetado como “canto de protesta”, luego en la Casa del Lago del Bosque de Chapultepec. En una tarde gris, pocos días antes de su fallecimiento. Su porte decidido y bien plantado me impresionó sobremanera. Terminando esta de cantar me le acerqué para felicitarla y estrechar su mano. Se miraba cansada, y aunque reía en sus ojos había una gruesa sombra de tristeza y decaimiento. En sus manos sostenía un libro, La otra Cara de la Patria, de su autoría. Le pedí que me lo vendiera. “Es el último que me queda”, dijo. Se lo compré pidiéndole que me lo autografiara. Ella cumplió mi petición. Una semana después supe de su deceso por un infarto. Lo lamenté mucho, y más cuando en una fiesta, alguien muy cercano a ella intentó intercambiar por unas cervezas, sus acetatos grabados en Francia. Lo bueno es que logramos convencerlo de que no lo hiciera, diciéndole que era el legado de una mujer, de un ser humano que había pagado un precio muy alto por nuestra libertad.
Agradezco a Gerardo Soberanes, gran amigo, por invitarme a conversar sobre este libro luz de la otra historia de nuestra patria; y a Liliana García Sánchez el haberlo escrito, ya que con ello no sólo rescata, sino reivindica la memoria histórica, esa que los poderosos quisieran ver siempre clandestina, soterrada en el moho de los archivos muertos, por contener la prueba de sus atrocidades.
Agradezco a Liliana Guzmán su valentía para darla a conocer a los que la desconocían; y para refrescarnos la memoria a los que algo sabíamos de ella, para provocarnos a no olvidar que una vez en nuestro país, existió una mujer y una izquierda, que con humanidad y decisión, encaró frontalmente a un régimen totalitario y asesino que hoy amenaza con volver.
Un país, con una historia de horror que aún no termina, y que vemos reflejada en las matanzas de Aguas Blancas, Guerrero y Acteal, Chiapas; en la represiones tan brutales contra la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), y el pueblo de Atenco, que aún lucha por liberar a sus líderes sentenciados a purgar condenas de hasta cien años, en cárceles de alta seguridad, no porque hayan cometido delito alguno, sino como una forma de intimidación para los mexicanos que luchamos por un México más justo y democrático: miren lo que les puede pasar si se radicalizan o se levantan en contra de nosotros. Ese es el mensaje. Enhorabuena y muchas gracias por escucharme.

*El libro se presentó en el Centro Cultural Futuraza, el 23 de abril de 2009


LEÓN CHÁVEZ TEXEIRO EN NEZA

Lo miré de espaldas, con su viejo sobrero blusero; con camisola arremangada de siempre; con su aliento alcohólico y desmadroso. Habían pasado quince años desde aquella fotografía junto a José de Molina, en el Zócalo de la ciudad de México: tres generaciones esperando turno para cantar el canto de protesta y obrero, a las más de doscientas mil gargantas magisteriales que tronaban contra el gobierno salinista, que en por medio de Camacho Solís negociaban las demandas y la renuncia de Jogitud Barrios. ¿Ya no te acuerdas de mi cabrón? Le dije. Aguzó su mirada ebria, y con su voz ronca respondió: ¡Me caí que no! Entonces para que me diera tinta, le dije mi nombre. ¡Zaz! Y me abrazó con efusividad. Conversamos un rato y luego con vaso de cerveza en vaisa, se subió al templete, y acompañado de jarana, bajo, guitarra y percusión, rememoró la historia de la vieja gorda que es asesinada por un hijo de cacique.
El blues mueve a la raza, el blues mezclado con afro y son jarocho. El fantasma de Alvaro, su inseparable guitarrista y compañero de peda, está a su lado, remontándome al día en que tocamos juntos, llenos de alcohol y de blues en las venas y el alma, en la casa de Palacios, un trompetista nostálgico y mexicatiahui. En la casa de un obrero roleando historias desastrosas y crudas de este en la fábrica y en los suburbios. Incitándolo a dejar la apatía y la pendejes para que se rebelara. En la casa de un obrero, en el hormiguero de obreros que trajinaban mientras nosotros poetizábamos sus vidas. Los dedos de Alvaro, aunque de puro hueso, se descolgaban de las cuerdas como arañas agiles, armonizando la voz de trueno y profunda de Texeiro. La jarana dio la entrada lenta de charlestón, y el viejo con mucho sentimiento, como el de un negro-blanco, como un gipster, entono: Quisiera ser chofer del metro para llegar a la línea de tu corazón... Meneaba su cuerpo espigado, gozando el ritmo con el alma de un zulú. La raza estaba prendida, viéndose en sus historias, echando cerveza y drenando emoción a lo cabrón. "Somos muchos desgraciados, pero muy desperdigados...". Las pisadas de la lluvia en el techo, me recordaron el aguacero aquel cuando la inauguración de la lechería, en la colonia Ampliación Villada, en Neza. León llegó en su destartalado volcho, acompañado de Alvaro. Lo invité a festejar junto con nosotros dicho logro popular. Las compañeras ya tenían listos los guisados y frijoles para animar la fiesta. Texeiro preguntó si teníamos tequila. Le entregué una de a litro. Bebió un largo trago, y se la pasó a Alvaro, quien también escanció de ella. Ya energetizados, bajo el chipi-chipi comenzó a cantar. Las compañeras y compañeros hipnotizados de su bip-bop, meneaban el cuerpo mojado por la lluvia.
La jarana que hacía voz de banjo, apresuró el ritmo. Del lado izquierdo, parado sobre el templete, Rodrigo Solis, gozaba en verdad. De igual manera El Huesos,  tamborileando con sus dedos de bossa nova sus rodillas. Habían pasado quince años...Y como si nunca hubieran pasado...

*Centro Cultural José Martí (Neza), octubre de 2004
   

 CRÓNICA INSUFICIENTE DE MI VIAJE A OAXACA
RAYMUNDO COLIN AXOLOTL

“La mujer no es tierra conquistable,
sino la semilla que le da forma al mango”
                                                                   axolotl

Salimos a las 11:30 de la mañana, de la estación de autobuses TAPO (ORIENTE), con rumbo a Oaxaca. Conocerla, era un deseo tantos años abrazado. Por lo que representa en nuestra cultura nacional, pero sobre todo, lo importante que fue para mi formación personal.
            Espero que el viaje sea cómodo y poco angustiante, pues estoy con mucho ánimo y abierto a las sorpresas que me ofrezca esa ciudad colonial.
            El Sur, son cumbres y cañadas, altos macizos, como murallas que lo resguardan: un desierto de dunas verde-oscuro, bajo un cielo brumoso, con incipientes rebaños de nubes.
            El autobús se apea. Acaba  de cruzar una ofrenda de cruces, con una camioneta diminuta, que pienso representa el vehículo donde se accidento esta gente. Colgamos del aire, bajo los altos picos, y sobre los mares de montañas llenas de órganos que asemejan a hombres caminando hacia todas partes. Así es el Sur, un emigrante de los cielos.
            Estoy mirando la piel del mundo, como pirámides entre pirámides: ¡Que alto es todo! Y yo aquí, en medio de este universo de piedra y tierra, de aire y hierba; donde, de vez en cuando, se mira una choza desolada al pie de un precipicio. Estoy en el viento, compartiendo el espacio con las aves, con el sol, con la soledad del silencio, de las hondonadas y las planicies que me observan avanzar desde la ventana inmensa de la Madre Sierra Oriental.
            Bajamos del aire, de conversar con las crestas de la tierra; de dialogar con las aves: la autopista se afirma. A cien metros se ven las redes de riachuelos atravesando las mesetas sureñas.
            17:30. Arribamos a la ciudad de Oaxaca. Una vez hospedados salimos a comer. Abordamos un taxi en la esquina Belisario Domínguez y Porfirio Díaz, que salvando el Paseo de Juárez “El Llano”, se transforma en avenida Juárez. Nos bajamos enfrente de la iglesia de Santo Domingo, y caminamos sobre Juárez hasta alcanzar la Alameda para cenar en el restaurante “La Abuela”.
            La noche es cálida. Recorremos los paseos y plazas de venta de artesanías; toda su cultura es textil y barro básicamente. Poca talabartería y cestería. Nos encontramos a dos buenos artesanos, uno que elabora máquinas de ferrocarril de hoja de lata y autos de los años 50; otra que trabaja el barro de manera primitiva y sencilla, con motivos de la muerte y del anual; con la técnica del pastillaje. Nos adentramos en la Plaza del Llano, donde hay una escultura de Benito Juárez, y una serie de plazuelas, donde la cultura popular es bulliciosa. De hecho, la cultura popular es la que más se manifiesta, ya en la indigencia, ya en el comercio de artesanías. En la indigencia, encontramos niños acordeonistas, limosneros, viejos vende chicles… es la pobreza que se manifiesta, a pesar del impresionante despliegue policial, que en noviembre del 2006, reprimió brutalmente a la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), movimiento del cual quedan algunas pintas, para conocimiento de los turistas europeos y norteamericanos, que se pasean en grupos por la ciudad, o en los tours que se realizan diariamente, a Monte Albán (“Cerro Verde” en mixteco), y Mitla (lugar de descanso en zapoteco o de muertos en mixteco).
            En Monte Albán, me silba el viento, dialoga conmigo, contándome su milenaria historia.
            Vamos a la alfarería de Doña Rosa, enclavada en San Bartolo Coyotepec: “Solitaria… Igual Rosa de los vientos. Portadora del Arte Universal. Transformaste el Barro con la Magia de tus manos, diste flor y fruto en tu semilla para admiración de propios y extraños. Salve… Doña Rosa!”. La alfarería de Doña Rosa, elabora piezas diversas (peces, pájaros, cruces, ángeles, vasijas…) con barro negro.”
            Vamos a visitar al abuelo de agua, el ahuehuete: “¡Con que pompa a la vista te presentas Titán de estas Risueñas soledades! Si sacudes tu copa las tormentas, sollozan en tus ramas, las edades. ¿Qué te puedo decir? Inspiras tanto que a mí me basta recoger tu nombre y darte mi mutismo como canto ¡junto a un árbol así nada es el hombre!” (Juan de Dios Peza, 5 de junio de 1994).
            Un árbol y sus mil formas de nombrarse, un árbol que canta, que trova la historia ancestral que lo sostiene. Un árbol que ha escuchado el rastro de los hombres de otras danzas, y de los que lo han visto crecer. Un árbol sostenido por un elefante; detrás de él, un cocodrilo que busca el viejo pantano que lo añora. Un árbol, una era. Una ciudad de pájaros. Un venado, un rinoceronte, una mujer hermosa: todos tallados en su ancho cuerpo de Titán.


LA CARPA DE LOS INDEPENDIENTES

Tiene ya varios días que me paso en la carpa de los revisteros y editores independientes, de los resistentes, de los que tiene aliento a infierno, y han sentido en carne propia, multitud de veces a la parca. Me la he pasado risa y risa, hablando de cochos y de aventuras infras antañas, y en el "aquí y ahora". Me he encontrado buti de gente que ya no había visto hace años. Poetas y escritores, ninfas y faunos amantes de la cogedera y de la vida relax.
Licenciaditos en algo, que nunca ejercieron, y mandaron todo por un tubo para dedicarse a ser, antes que a tener. Si vieras como la he gozado, con ésta bola de impertinentes y nihilistas, con estos rebaños de imprescindibles, que aunque tienen décadas viendo como sus revistas, libros y suplementos son cagados por las moscas, y se vuelven amarillentos ante la indiferencia de la gente -que como hormigas y gusanos, brotan de todas partes, de este árbol de ciudad y de país que cada vez está más podrido-, siguen esperanzados que algún día la poesía se vuelva producto humano de primera necesidad. Por acá anda Edgar, un zacatecano veintiañero apacible y pica coños que escribió un tal libro titulado "A ella le gusta lo puerco que soy". La neta que las horas se me han ido como cuchillo en mantequilla, recordando desmadres que aún pican en mi lengua. Hojeando revistas que yo pensé ya habían desparecido, como La Guillotina y Deriva.
Están vivitas y coleando, aunque sus editores ya se ven quemados, de tanto pinche pisto que se han metido. También conociendo nuevas revistas, como Cráneo y Neurona: el estante de esta es atendido por una polluela de unos veintisiete años, ojo verde, y de buen sentar. Al principio como que no quería hablar, y sólo escuchaba la plática pornográfica que unos batos de la revista Cuiria, Alberto Vargas -el pornográfico de Neza- y yo teníamos sin pelos en la lengua. Como me gustaron sus ojos verdes, y la miré un tanto aburrida, expresé en voz alta: "¡Miren es la revista Neurona! A ella se le encendieron las mejillas, y dándose por aludida, dijo: ¡Puedes ojearla si quieres! Ni tardo ni perezoso entablé conversación con ella, luego los demás enchincharon. Para sacudirlos y seguir yo dialogando con Eriana, le pedí a Alberto que le regalará un libro. Antes de hacerlo el pornógrafo, le preguntó ingenuo: ¿Te gustan las groserías! Eriana contestó, con entereza: ¡Aguevo! En la carpa de los independientes se mira un surtido rico de literatura y filosofía, desde quienes se han estacionado en lo meramente indígena, hasta los que expresan abiertamente los placeres sexuales a latigazo limpio o lengüita en el clítoris. Es un mundo amplio de versiones, de percepciones de la realidad y del adentro que no te imaginas. Lo que ha causado sensación -que si estuvieran a la venta ya se habría ido como pan caliente, incluyéndome a mí entre sus compradores- son una serie de fotografías, donde están José Agustín, Cohen, De la Colina, el culero De Luna y otro que no recuerdo su nombre, todos acompañados de una beldad desnuda -que Alberto y yo ya descubrimos que padece celulitis, y a los que se lo hemos descubierto, nos dicen ¡nos vale verga!-. José Agustín aparece impávido, con la musa tendida sobre su avejentado libido; Cohen tiene ojos de niño apendejado, que rechaza ser amamantado por tan lindos senos. La más provocativa y lujuriosa es la de José de la Colina, la odalisca, esta tendida sobre él, con la "panocha" totalmente expuesta. El viejito en verdad se ve gozoso. Los varones pasan largo rato viéndola, yo cada cinco minutos volteo a saciarme esa vulva que se antoja tener entre los labios.
Esta carpa de los independientes, de los resistentes, de los imprescindibles de la literatura y la poesía, en verdad me ha vuelto a creer en la vida. A recordarme que además del mundo común que se vive a diario, hay otros mundos que ahí están pero que no miramos, o que no nos atrevemos a mirar. Mundos metidos y esperándonos en un rinconcito de está ciudad caótica, de este país lindo, pero con tanta mierda en la cabeza. Mundos que nos hablan de otros mundos que mientras nosotros dormimos o nos enajenamos en el trabajo o la pendeja, circulan vitales para las ánimas, los vampiros o los fantasmas encarnados que los quieran visitar: existe un cine club, operando en un hotel del Centro Histórico, donde hay maratones de cine. "Que baile Belem", y el pinche oreja no deja de apuntar; es un tipo que ya me he encontrado en distintas ocasiones. Da tipo de obrero, pero en verdad es un censor del sistema, que lo mismo tiene micrófonos en la Cámara de Diputados, que en el inframundo. Que lo mismo tiene infiltrados en nuestras líneas telefónicas, que en algunas arterias de nuestra alma. "Que baile Belem", y yo no dejo de reír a pesar de que el sistema, mi fobia, la depresión, me atosigan. Mis carcajadas rebotan en los muros de Palacio Nacional, se confunden con la música dark, con el ronroneo de motores, con las campanas de catedral.
LA COLONIA 10 DE JUNIO, DE TECAMAC

Pedro Soberanes es herrero, y vive en una casa modesta hecha de trozos de madera, lámina, cemento y tabique. Es hiperactivo y buena gente. Su cuñada Flor me relató, de cómo es que fundó la colonia: “Ellos primeramente invadieron un monte en otro lado; entonces que apresan a Pedro; la gente se movió para sacarlo, y ante la presión el gobierno les ofreció un terreno acá en Tecamac; así fue como en menos de quince años se fundó la Colonia 10 de Junio”.
            La colonia, además de los nombres de sus calles con motivos revolucionarios y pro-socialistas, tiene una tradición de lucha popular reconocida. Esta colonia colinda con otras comunidades igual de combativas, que a través de la UPREZ a forjado diversos proyectos sociales, culturales y educativos: Chicoloapan y Santa Clara, pertenecientes al municipio de Ecatepéc.
            El día que conocí a Pedro Soberanes, era de fiesta, pues conmemoraban el 11 aniversario de la fundación de su colonia. Lo que me llamó la atención al llegar, fue la cultura punk-roquera tan arraigada ahí, sobre todo en la juventud: chavos y niños banda con sus playeras negras con íconos de grupos de rock y algunos de la Santa Muerte; jóvenes exhibiendo en sus antebrazos y otras partes de su cuerpo visibles tatuajes, algunos tan barrocos como los de los “mara salvatrucha”. Madres –con todos los rasgos de otrora haber pertenecido al reventón roquero- acompañando a sus vástagos al toquín. Ver todo esto me recordó los años ochenta de Neza y Santa Fe, cuando los Mierdas Punk y Los Panchitos.
            Todo el tiempo estos jóvenes estuvieron inhalando thinner y bebiendo cerveza. Algunos mantuvieron un rictus impávido, como si ya nada les dijera nada, como si fuesen zombis marginales en espera de abismarse de una vez por todas. Llamó también mi atención el estilo de los grupos de tocar el punk: una dotación de batería, bajo y guitarra; con dos voces, la dominante y una segunda entre lúgubre y excesivamente grave.
            Antes de que comenzara el festival, los fundadores de la colonia recordaron como fue su hazaña; algunos invocando sus convicciones revolucionarias, pretendiendo hacer conciencia en los jóvenes, los convocaron a retomar su lucha antes que infernarse en el alcohol y las drogas. Los muchachos más quemados, recibieron la convocatoria con rechiflas y mentadas de madre, pues a ellos lo que les interesa es sólo pistear y ver pasar su vida en el desmadre y la violencia.
            Pedro Soberanes no paraba ni un momento, iba de un lado para otro. Pregunté por qué no había tomado la palabra para dar su testimonio. La misma Flor me comentó de su carácter tímido; de que nunca solía hacerlo, ni cuando se lo pedía el pueblo.
            Di una vuelta por la casa de Pedro, y en uno de los espacios de su taller de herrería me encontré con un cartel que rememoraba el quinto aniversario de la colonia: el cartel anunciaba la presentación de CLETA, y del blusero ya fallecido, “Lalo Rocker”. “A la colonia también venía a cantar José de Molina”, exclamó Flor.
            Me retiré de la colonia 10 de Junio pasadas las 20 horas. Despidiéndome de Pedro Soberanes con una seña de mano a los lejos. El sol era una enorme canica anaranjada cayendo en el barranco sideral.

 *LA MATANZA

"Fui a arreglar unos papeles al Palacio Municipal. Eran como las diez de la mañana y ya había mucha gente de Antorcha Campesina reunida en la plaza y en la calle principal que da a la iglesia. Al oriente de la plaza, en los portales, vi a unos de la OPECE, eran como sesenta. Con ellos se encontraba La Loba y su hijo Hugo, vestido con un traje color beige, repartiendo disimuladamente unos paquetes. Del lado norte, a una cuadra, estaban parados tres autobuses llenos de granaderos. Al sur, cerca del panteón, por la calle también que da a los portales, estaban como unas cuarenta personas, también de la OPECE, que tenían un corte de pelo estilo policía, se les veía un bulto bajo las camisas, como si trajeran arma. En el techo del Palacio vi como a sesenta hombres, y como a otros cuarenta en los techos de las casas aledañas, cubriéndose la cara con pasamontañas y pañuelos.
            Al filo de las once de la mañana, arriba del Palacio Municipal, uno de los hombres sacó un cañón tipo bazuca y le metió un artefacto al que le prendió fuego, y disparándolo lo lanzó al jardín, a un lado de la fuente, tronando como una bomba, floreando la tierra. De ahí se soltaron los disparos desde las azoteas contra la gente de Antorcha Campesina. La multitud corrió al poniente, hacia la calle que da al molino. Vi como caía la gente al recibir la lluvia de balas. Se oyeron balazos como de metralleta y pistolas de todos calibres. A mí me pasó una bala a un lado de una pierna y otra más muy cerca de la cabeza. Los antorchos levantaban a sus heridos para quitarlos de la balacera. Yo platicaba con uno de ellos cuando sucedieron estos hechos que te estoy contando.
            Me alejé corriendo de la balacera, di vuelta a la izquierda donde estaban los antorchistas, y en la primera cuadra me encontré una accesoria abierta, donde se escondían muchas mujeres con sus niños. Ahí estuvimos como media hora, con las cortinas bajadas porque andaban cuatro hombres rondando armados. Alguien ordenó que no hiciéramos ruido, pues él los vio por una rendijita. Cuando salimos, las calles y la plaza municipal estaban llenas de sangre. Las banderas de Antorcha Campesina que decían "el nuevo Chimalhuacán" desgarradas. Después que pasaron los hechos llegó la policía a resguardar el Palacio Municipal.

*(Testimonio de don Jesús Jiménez Hernández -don Chucho- del Barrio Vidrieras del municipio de Chimalhuacán. Un día que me lo encontré en la Casa del Lago en Chapultepec).

LA IMPORTANCIA DE LA NOCIÓN PARADIGMA
EN EL DESARROLLO CIENTÍFICO Y SUS REVOLUCIONES


“Alguien descubre, alguien inventa.
Surge un nuevo paradigma que derrumba al antiguo:
Como el ave fénix, brota un nuevo mundo.”

Raymundo Colín Axolotl (Escritor de Neza)


I

“El descubrimiento comienza en la percepción de la anomalía; o sea, con el reconocimiento de que en cierto modo la naturaleza ha violado  las expectativas, inducidas por el paradigma que a la ciencia normal. Y sólo concluye cuando la teoría del paradigma ha sido ajustada de tal modo que lo anormal se haya convertido en lo esperado” (Capítulo VI. La anomalía y la emergencia de los descubrimientos científicos. Pág. 93).

Quise comenzar así este ensayo, acerca del libro “La estructura de las Revoluciones Científicas”, del filósofo norteamericano Thomas S. Kuhn, porque a mi parecer el párrafo inicial acerca de la anomalía, define en cierto modo lo que su teoría quiere esclarecer: que los descubrimientos científicos no son producto de la mera casualidad, sino de los procesos histórico-científicos-dialécticos que el investigador lleva acabo, en base a los resultados previstos-imprevistos de uno o varios paradigmas.
            En esto, al igual que el poeta para toparse con la poesía, el científico requiere de una agudeza en la observación y la percepción para descubrir la anomalía en la naturaleza o en los fenómenos. Yo pienso que el descubrimiento de la anomalía por parte del investigador es la verdadera precursora de nuevas teorías, de otros “paradigmas”: buscaba algo encuentra otra cosa; la naturaleza le muestra no el fondo del enigma que deseaba descifrar, sino un inesperado que le anuncia que en él se esconden más inesperados, más enigmas, de los que se pueda imaginar. Es la anomalía, una perspectiva dentro de otra perspectiva: la caja mágica que contiene infinitas cajas. Infinitos sueños y posibilidades. La anomalía es la ventana o la serie de ventanas que abre la naturaleza para que el hombre, el científico, acceda a sus más recónditos secretos: Así se descubrió a los rayos X “el día —narra Kuhn— en que el físico Roentgen interrumpió una investigación normal sobre los rayos catódicos debido a que había notado que una pantalla de platino-cianuro de bario, a cierta distancia de su aparato protegido, resplandecía cuando se estaba produciendo la descarga (…) la percepción de la anomalía, o sea, un fenómeno para el que el investigador no estaba preparado por su paradigma”.
           
II
           
El ensayo “La estructura de las Revoluciones Científicas” (1962), por las respuestas que daba, dice Sánchez-Cerezo, “supusieron un gran cambio en el debate filosófico del momento, pues el modelo formalista que imperaba fue desafiado por el enfoque historicista de Kuhn”:

“Resultó para mí una sorpresa total el que ese contacto con teorías y prácticas científicas anticuadas socavara radicalmente algunos de mis conceptos básicos sobre la naturaleza de la ciencia y las razones que existían para su éxito específico (…) El resultado fue un cambio drástico en mis planes profesionales; un paso de la física a la historia de la ciencia (…) Mi objetivo fundamental es demandar con urgencia un cambio en la percepción y la evaluación de los datos conocidos (…) (Puesto que) cada revolución científica modifica la perspectiva histórica de la comunidad que la experimenta” ( Prefacio. Pág. 9,13, 14 y 15).

III

En su epistemología (estudio de los fundamentos, métodos y lenguaje del conocimiento científico) de la ciencia, Kuhn, en primera instancia nos devela las contradicciones o contrastes existentes entre dos concepciones de la ciencia: la “formalista” y la “historicista”. La primera, entendida como una actividad acumulucionista, racional y controlada; la segunda como una actividad científica concreta que históricamente se ha venido dando, a través de procesos dialécticos de ruptura y cambio. Al respecto, el autor expone lo siguiente:

“Si se considera a la historia como algo más que un depósito de anécdotas o cronología, puede producir una transformación decisiva de la imagen que tenemos actualmente de la ciencia. Esa imagen fue trazada previamente, incluso por los mismos científicos, sobre todo a partir del estudio de los logros científicos llevados a cabo, que se encuentran en las lecturas clásicas y, más recientemente, en los libros de texto con los que cada una de las nuevas generaciones de científicos aprende a practicar su profesión (…) El resultado ha sido un concepto de la ciencia con profundas implicaciones sobre su naturaleza y su desarrollo (…) La historia de la ciencia se convierte en una disciplina que relata y registra esos incrementos sucesivos y los obstáculos que han inhibido su acumulación (…) Sin embargo, durante los últimos años, unos cuantos historiadores de la ciencia han descubierto que les es cada vez más difícil desempeñar las funciones que el concepto del desarrollo por acumulación les asigna (…) El resultado de todas estas dudas y dificultades es una revolución historiográfica en el estudio de la ciencia (…) (que consiste en) plantear nuevos tipos de preguntas y trazar líneas diferentes de desarrollo de las ciencias que, frecuentemente, nada tienen de acumulativas (…) Por implicación al menos, esos estudios históricos sugieren la posibilidad de una imagen nueva de la ciencia (…) La forma de mirar al mundo, de los científicos, si afecta la práctica científica y como se califiquen” (Capítulo I. Un papel para la historia. Pág. 20 a 24)

El planteamiento historicista de Kuhn considera que la ciencia se desarrolla siguiendo fases determinadas: a) Establecimiento de un paradigma; b) Ciencia Normal: que son los procesos de investigación determinados en un paradigma; c) Crisis; d) Revolución científica; y e) Establecimiento de un nuevo paradigma.

IV

En el concepto historicista de la ciencia de Kuhn, la noción paradigma juega un papel preponderante. Dicha noción, resulta de la observación que este hace de “los desacuerdos patentes entre los científicos sociales, sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados”. Kuhn hilvana:

“Llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo que, desde entonces, llamo “paradigmas” (Prefacio. Pág. 13).

Los “paradigmas”, según Kuhn, “son realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”.
            Dicho de otra manera, los “paradigmas” son marcos de referencia y perspectiva en el análisis y resolución de problemas. Son teorías contundentes aceptadas por toda la comunidad científica. A este proceso de investigación basado en “paradigmas”, Kuhn lo denomina “ciencia normal”, que en boca del filósofo “significa investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior” (Capítulo II. El camino hacia la ciencia normal. Pág. 33).
                       
V

La investigación de hombres y mujeres por medio de la ciencia normal, cimentado “en paradigmas compartidos”, afirma Kuhn, “los sujeta “a las mismas formas y reglas”, y su estudio “es lo que prepara principalmente al estudiante para entrar a formar parte como miembro de la comunidad científica”.
Los “paradigmas” son modelos y patrones aceptados, que se usan lo mismo para ayudar a solucionar enigmas (categoría especial de problemas que ponen a prueba el ingenio o la habilidad de quien o quienes los enfrentan) o para resolver problemas, que para continuar la investigación respecto a dichos problemas: los paradigmas son continuación de otros paradigmas. Y “obtienen su status como tales, debido a que tienen más éxito que sus competidores para resolver unos cuantos problemas que el grupo de profesionales ha llegado a reconocer como agudos” (Capítulo III. La naturaleza de la ciencia normal. Pág. 52).
Pero no siempre los “paradigmas” son capaces de resolver los problemas y enigmas, y estos perduran a los largo de décadas y siglos. Hasta llegado el momento en que son cuestionados y abandonados (y las escuelas o individuos que se aferran a ellos, o son aislados o se auto segregan). Llega la crisis, que se manifiesta, escribe Kuhn: “(Con) la proliferación de versiones de una teoría”, que se piensa pueden resolver las cuestiones más problemáticas. La competencia entre estos “paradigmas” emergentes es a muerte. Al final llega la revolución: los “paradigmas” tradicionales son sustituidos por los modernos, quien a su vez ya vienen con su contradicción bajo del brazo, iniciándose así un nuevo proceso de ciencia formal. Al respecto agrega Kuhn:

“Todas las crisis se inician con la confusión de un paradigma y el aflojamiento consiguiente de las reglas para la investigación formal (…) y todas las crisis concluyen con la aparición de un nuevo candidato a paradigma y con la lucha subsiguiente para su aceptación” (Capítulo Ocho. La Respuesta a la crisis”. Pág. 139).

Así sucedió con crisis florista en el siglo XVIII, con la concepción aristotélica que fue soterrada por la copernicana, o con la ciencia newtoniana que fue remplazada por la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que ya está siendo sucumbida por las nuevas teorías de la mecánica cuántica, teoría que surgió hace un siglo (1900), “cuando Max Planek, para explicar la radiación luminosa de los cuerpos calientes (llamada radiación térmica), formuló la hipótesis de que la energía no cambia de manera continua, sino que está cuantizada, es decir, se da por paquetes indivisibles que se pueden contar de uno en uno (…) cinco años después fue retomada por Einstein (aceptando los postulados de Planek (la formulación cuántica tomó su forma definitiva en 1926, con los trabajos de Werner Heisenberg y Edwin Schödinger (…) hasta que empezó a tomar forma la llamada “interpretación de Copenhague” (en la que el concepto de realidad tiene un significado distinto en el mundo cuántico; lo que se observa es una combinación de los efectos que produce un objeto atómico y lo que aporta el aparato de medición, bajo el principio de superposición) defendida por Bohr y sus discípulos (…) que no temían enfrentarse a sus mayores más conservadores como Planek y Einstein” (Shahen Hacyan. El mundo de las cosas extrañas. Revista ¿cómoves?, UNAM, 2006. Pág. 22 y 23).
            Aunque asegura Kahn: “no todo lo revolucionario tiene por objeto hacer sucumbir a tal o cual estructura, a tal o cual paradigma, en su caso, podría conciliar con estos, asimilarlos en su fundamentación (…) La nueva teoría podría ser simplemente de un nivel más elevado de las conocidas (…) sin modificar sustancialmente ninguna de ellas” (Capítulo IX. Naturaleza y necesidad de las revoluciones científicas. Pág. 154).

VI

Para la invención de nuevas teorías o “paradigmas”, Kuhn vislumbra sólo tres tipos de fenómenos sobre los cuales pueden desarrollarse:

            “El primero comprende los fenómenos que ya han sido bien explicados por los paradigmas existentes y que raramente proporcionan un motivo o un punto de partida para la construcción de una nueva teoría (…) Una segunda clase de fenómenos comprende aquellos cuya naturaleza es indicada por paradigmas existentes, pero cuyos resultados pueden comprenderse a través de una articulación ulterior de la teoría (…) Sólo cuando fallan esos esfuerzos de articulación encuentran los científicos el tercer tipo de fenómenos, las anomalías reconocidas cuyo rasgo característico es su negativa tenaz a ser asimiladas en los paradigmas existentes. Sólo este tipo produce nuevas teorías” (Capítulo IX. Naturaleza y necesidad de las revoluciones científicas. Pág. 156 y 157).

VII

La noción historicista de Tohmas S. Kuhn, nos descubre que la ciencia no es un mundo apartado de la realidad, sino un mundo y una realidad en la que además del constante diálogo y debate, existen contradicciones y luchas, como en las realidades sociales y políticas, entre los defensores y detractores de los distintos “paradigmas” o teorías. Nos muestra a una comunidad científica de carne y hueso, no tan racional. “En definitiva —dice L. Espinosa—, allí donde los formalistas afirmaban que lo importante de la ciencia son la teorías y la comparación objetiva entre las teorías existentes, los historicistas conceden más importancia al sujeto que lleva a cabo la investigación así como a la sociedad en la que está inmerso.
En conclusión podría decir, sin temor a equivocarme, que el planteamiento historicista del filósofo estadounidense T. S. Kuhn, es la secuencia y el proceso que ha seguido no sólo la historia de la ciencia, sino la de la humanidad misma, con sus permanentes crisis, rupturas y revoluciones; de escuelas, tradiciones y civilizaciones sepultadas por nuevos paradigmas, que en su advenimiento dan paso a nuevas esperanzas para el mundo, y los hombres y mujeres que lo pueblan.
           

 RECUERDOS DE AMPARO OCHOA


RAYMUNDO COLIN CHAVEZ

A Amparito Ochoa la conocí en 1984, durante un evento que organizó el Asilo de Ancianos “Margarita Chacón Hernández”, para recaudar fondos en el Auditorio Municipal de Nezahualcóyotl “Alfredo del Mazo Velez”. Mi amigo Ricardo Quiroz, que junto con su mamá (+), doña Margarita, administraban dicho asilo, me invitó a abrir el evento. La invitación me emocionó muchísimo dado que yo estaba enamorado (y sigo enamorado) de Amparito, y era mi oportunidad de conocerla personalmente.
            El día del evento me entró un nerviosismo de los mil diablos, ya que me presionaba cantar al lado de mi intérprete favorita. Yo llegué mucho antes que llegará ella, y me acuartele en el camerino. Al rato llegó Amparito y cuando entró al camerino, de la impresión de verla de cerca, casi me desmayo. Amparito, con toda la  sencillez que la caracterizaba, me saludó de mano; toda la humanidad del mundo percibí a través de ella.
            Su aspecto sereno, limpísimo y tierno me arrobó por completo. Cuando dieron la llamada para que yo entrara en escena, ella me deseó mucha suerte. Yo le agradecí el gesto, pues en verdad la necesitaba.
            Cuando terminé de cantar (Quién vale más y Ofelia), y regresé al camerino, Amparito me recibió diciéndome: “¡Qué lindas canciones maestro, me gustaron mucho! ¿Son suyas? Yo le contesté que sí. Cuando le tocó su turno, un grupo de priístas que estaba esperando ocupar el auditorio, empezó a presionar. Así estuvieron varios minutos, hasta que mi amigo Ricardo Quiroz les dijo que la que cantaría en esos momentos era Amparo Ochoa. Los priístas al escucharlo, inmediatamente se calmaron, exclamando: “Sí es así, nos esperamos el tiempo que sea necesario, es más nos sentaremos a oírla cantar”.
            Y es que Amparo Ochoa era y es un símbolo de la canción popular, no sólo en México, sino en el mundo. Su entrega y consecuencia, su humildad y compromiso con el pueblo, la hacía que este, sin miramientos de cualquier índole, la admirara, quisiera y respetarla, cosa que sucede hasta la fecha.
            Después me la volví a encontrar en casa de Alejandro Stuart, allá en la colonia Roma. Y su trato hacia mí fue el mismo: “¿Cómo está usted maestro?”. Lo mismo sucedió en uno de los últimos festivales de izquierda que el PSUM organizaba en el Auditorio Nacional, y que concitaba a todas las estrellas del canto nuevo y de protesta, como Oscar Chávez, Gabino Palomares, Lupe Pineda, José de Molina, Eugenia León y Tania Libertad. La mayoría de ellos se conducía como “estrellitas” que nadie los merecía, excepto Molina, y por supuesto Amparo Ochoa, quien al verme llegar con Alejandro, al acercarme a ella, me saludó amorosa: “¡Hola maestro, que bueno que vino!
            La última vez que la miré fue en uno de los festejos que Alejandro le hacía en su cumpleaños. Allá en la Agrícola Oriental. Se veía radiante, siempre con su sencillez a flor de piel. Como ambos sabíamos de nuestros males gástricos, me preguntó cómo iba. Yo le contesté que más o menos. Ella brevemente comentó que ya lo había intentado todo, pero que nada la curaba.
            Nuestra charla se interrumpió cuando Alejandro anunció que la comida ya estaba lista. Comimos.  Al rato, la especialidad de Stuart, alcohol del 96 con frutas, se me trepó a la cabeza. “Oiga maestro, cánteme esas dos canciones que me gustan”. Yo la complací, pero como yo ya estaba demasiado ajumado, lo que canté frente a la grabadora fueron puras incoherencias. Entrada la noche, Amparito se despidió de nosotros, dejándome uno de sus suaves besos en mis mejillas, el cual aún siento cuando la recuerdo o la atiendo cantar en el estéreo.
            Pasado los meses de ese festejo, supe que se encontraba enferma en Yucatán. Luego, a través de la prensa me enteré de su deceso, lo cual hasta la fecha siento en el alma.

Febrero 4 de 2009-02-04
Vísperas del Homenaje a Amparo Ochoa
En el Museo Nacional de Culturas Populares.