La hora de los jóvenes
EN LA IBERO, SE VIO EL VERDADERO ROSTRO DE ENRIQUE PEÑA NIETO
Raymundo Colín Axolotl
Durante su visita a la Universidad Iberoamérica, ante el recuerdo que
estudiantes de esa institución le hiciero sobre la brutal y asesina represión,
en mayo de 2006, contra el pueblo de Atenco, el candidato del PRI a la
presidencia de México, Enrique Peña Nieto -emulando a su ex compañero de
partido, directo responsable de la matanza estudiantil de Tlatelolco en 1968,
Gustavo Díaz Ordaz-, en su réplica a
estos, dijo, aduciendo -como Porfirio Díaz- cuestiones de “restablecimiento del
orden y la paz”, que él personalmente determinó dicha acción policiaca que
costó la vida de dos jovenes -Alexis Benumea y Javier Cortés Santiago-, la
violación y ultraje de mujeres -entre ellas la chilena Valentina Palma-; la
golpiza a niños, mujeres y ancianos, y el apresamiento de líderes -entre ellos
Ignacio del Valle, Felipe Álvarez y Héctor Galindo-, los cuales fueron
condenado hasta por más de 200 años de prisión, por el simple hecho de impedir
que se construyera un aeropuerto en sus tierras.
A Péña Nieto se le
salió su verdadero “yo”, ante los jóvenes de la Ibero, no como una forma de
exculpa, sino de ponderar su autoritarismo, que luego fue ratificado por su
coordinador de campaña Pedro Joaquín Coldwell, como en los viejos tiempos
priistas descalificando la crítica de los universitarios y llamándolos
intolerantes (sólo le faltó calificarlos como emisarios del comunismo que
buscan desestabilizar a la patria).
Pero ¿qué culpa tienen
los jóvenes de expresar lo que están padeciendo, y es el resultado de tantas
décadas de políticos corruptos, cínicos, autoritarios y represores? ¿Qué culpa
tienen de tenerlos enfrente y no quedarse con las ganas de restregárselo en la
cara? Qué bueno que los jóvenes se atreven a hacerlo, a desacralizarlos, a
dejar de pensar que son monarcas o dioses a los cuales no se les puede tocar ni
con el pétalo de una rosa. Hacen bien en recordarles que tienen una historia, y
que nada de lo que hagan va a quedar impune ni ha perderse en las tinieblas del
pasado, que tarde o temprano serán cuestionados o demandados por la justicia de
los pueblos.
Los gritos de reclamo
a Peña Nieto por parte de los jóvenes de la Ibero, son agua fresca y un ejemplo
para todos los jóvenes de nuestro país, en quienes recae la esperanza y el
compromiso de seguir en la dura realidad que nos asola o transformarla. Es la
hora de los jóvenes, tantos años relegados, pisoteados, asesinados, ultrajados,
excluidos... de que digan lo que quieren decir... de que hagan cimbrar, en esta
coyuntura electoral, con su presencia y su conciencia, de manera pacífica y con
su voto, las estructuras de nuestra nación. Es la hora de que las nuevas
generaciones tomen en sus manos la estafeta del cambio verdadero.
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