De pronto te cambió la risa,
Y como si hubieras escuchado al diablo,
Darte una mala noticia
Mojaste la noche con tu llanto.
Y yo me cuestioné
La posibilidad de darte un beso,
Pero te dejé llorar
Hasta que te calló el silencio.
Sin las rayas blancas en el asfalto
El destino correría a ciegas,
Pero cuando uno trae su propia lámpara
Nunca hay que tener miedo.
Te volteé a ver
Opaca pero ya eras de nuevo tú:
Luego de regañarte a ti misma
Tus ojos volvieron a la vida.
Es difícil vivir en la violencia,
Bajo la loza patriarcal de tanto años;
Pero sigo ahí, sin saber cómo
Dejar de hacerme daño.
Sin las rayas blancas en el asfalto
El destino correría a ciegas,
Pero cuando uno trae su propia lámpara
Nunca hay que tener miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario